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Satélites contra el hambre

La importancia de los satélites para facilitar los pronósticos del tiempo o las telecomunicaciones es bien conocida, pero no lo es tanto su capacidad para predecir las hambrunas que afectan a millones de personas en todo el mundo, sobre todo en África. Siete organizaciones internacionales acaban de establecer un sistema de clasificación común para facilitar a los gobiernos, las agencias y los donantes la toma de decisiones antes de que suceda una catástrofe alimentaria.

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CIF de Somalia enero-julio 2010. Imagen: FSNAU.

La época de la cosecha, la estación “gu”, empieza este mes de marzo en Somalia, pero Jamila no recogerá ni una sola mazorca de maíz este año. Su pequeña plantación está completamente seca con la última sequía. Una más. A su escuálido rebaño de cabras también le cuesta cada vez más encontrar agua y pastos para sobrevivir.

Jamila no lo sabe, pero un satélite europeo sobrevuela la región de Mudug en la que vive y toma imágenes a más de 800 kilómetros de altura. Es SPOT 5, y sus sensores detectan en alta resolución el estado del territorio. Los datos se envían al centro de control de Mol, en Bélgica, donde se procesan y se trasmiten a los organismos internacionales. Uno de ellos es el Centro de Investigación Conjunta (JRC, por sus siglas en inglés: Joint Research Centre) de la Comisión Europea.

“Las imágenes de los satélites muestran el estado de la vegetación y permiten advertir cómo las condiciones climáticas afectan a su desarrollo, además de mejorar los modelos sobre el crecimiento de las cosechas y los pronósticos de la producción agrícola en etapas tempranas de la estación”, explica Félix Rembold, técnico de la unidad MARS (Monitoring Agricultural ResourceS) del JRC.

El investigador subraya la importancia de los datos de los satélites para prevenir y abordar las crisis alimentarias, “pero solo con productos bien analizados que usen escalas estandarizadas y en los que se mencionen claramente los métodos que se han empleado y sus posibles limitaciones”.

En esta línea siete organizaciones internacionales acaban de establecer una escala común que se puede utilizar en cualquier país.

Nueva clasificación de seguridad alimentaria

El JRC, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la Red de Sistemas de Alerta Temprana contra la Hambruna (FEWS NET), el Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas, y las organizaciones Care Internacional, Save the Children y Oxfam han desarrollado el nuevo sistema de Clasificación Integrada en Fases (CIF) de seguridad alimentaria para proporcionar alertas tempranas y facilitar la intervención humanitaria.

“El CIF es un buen ejemplo de cómo la información derivada de los sensores de los satélites, junto a muchas otras fuentes, debe entregarse a aquellos que toman las decisiones en estos casos”, señala Rembold. El sistema integra la información disponible sobre seguridad alimentaria, nutrición y medios de subsistencia en una zona, y realiza clasificaciones en tiempo real de la situación, por regiones y poblaciones.

Las previsiones del CIF de Somalia para el primer semestre de 2010 no son nada halagüeñas. La región de Mudug, en concreto, aparece coloreada en rojo y con un cartel: “emergencia humanitaria”.

El documento señala como causas inmediatas de la situación no solo a la persistente sequía y la escasez de fuentes de agua, sino también los conflictos civiles, los flujos de población, la inflación y la inestabilidad de los mercados en este país del Cuerno de África.

Crisis alimentaria para el 42% de la población somalí

El último informe de la Unidad de Análisis en Seguridad Alimentaria y Nutrición para Somalia (FAO-FSNAU), presentado en febrero, alerta de que 3,2 millones de somalíes, es decir, el 42% de la población, necesitan “asistencia humanitaria de manera urgente hasta junio de 2010”.

El epicentro del problema se localiza precisamente en las regiones centrales de Mudug, Galgadud e Hiran, donde hasta el 70% de sus habitantes están afectados por esta “otra” crisis global.

Además de las guerras internas que se están librando en Somalia, el problema de la escasez de lluvias se extiende a otros países limítrofes, como Kenia y Etiopia, donde la sequía se prolonga ya durante cuatro largas estaciones. En el caso de Kenia, el CIF de 2009 ya predijo correctamente un mes antes de la cosecha que habría un 15% menos en la media del rendimiento del maíz.

Monitorizar más países

En 2010, además de mejorar la técnica y los modelos de predicción, el sistema de monitorización de cultivos del JRC se ampliará desde los países del Este de África hasta prácticamente todo el África Subsahariana. La selección se realiza en colaboración con instituciones como la FAO y FEWS NET.

Esta última ampliará además su sistema de supervisión de los 20 países actuales a otros 50 más en todo el mundo. Para ello cuenta con el apoyo del Servicio Geológico de Estados Unidos, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) y la NASA.

Los expertos consideran que los sistemas de previsión por satélite adquirirán cada vez más importancia en los próximos años, y permitirán a las organizaciones humanitarias actuar de forma más eficiente.

Pero cuando el satélite SPOT sobrevuele de nuevo Mudug ya no encontrará a Jamila, tan solo detectará los cadáveres de sus cabras esparcidos alrededor de un pozo seco. Su dueña ha podido huir, y ahora vive con la ayuda de una ONG en un campamento de refugiados cerca de la capital de Somalia.

Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons
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