Los productos elaborados a partir del cannabidiol o CBD se han vuelto muy populares en los últimos años. Sin embargo, muchas veces no están sujetos a controles de calidad rigurosos y su eficacia terapéutica no suele estar respaldada por estudios clínicos en pacientes.
La tradición acerca de las propiedades terapéuticas del cannabis tiene un recorrido milenario, de hecho, tres mil años antes de Cristo en China ya se utilizaban extractos de cannabis para tratar el dolor y otras afecciones.
Sin embargo, desde hace algunos años esta narrativa está en expansión y los contenidos sobre las posibles aplicaciones terapéuticas de los cannabinoides han proliferado, tanto en los medios de comunicación como en lo referente a los productos disponibles en comercio.
El cannabidiol, más conocido como CBD, es uno de los más de 120 cannabinoides de la planta Cannabis sativa. Actualmente, este compuesto está en auge y, de hecho, existen artículos de todo tipo a base de CBD, desde cremas, aceites o vaselinas, hasta productos comestibles. En los últimos años han florecido las tiendas especializadas en la venta de estos artículos, pero cada vez más herbolarios y farmacias se van sumando a este negocio.
El gran interés por este compuesto reside en los efectos beneficiosos que lo caracterizan, entre ellos, algunas propiedades antiepilépticas, analgésicas y antinflamatorias. A diferencia del THC (el más famoso de los cannabinoides presentes en la planta), el CBD no posee propiedades adictivas, es decir, no genera dependencia. Sin embargo, su expansión en el mercado ha sido más rápida que los estudios sobre sus potenciales propiedades terapéuticas ─y posibles efectos secundarios─, por tanto, en la actualidad, la supuesta eficacia de los productos a base de CBD no siempre está respaldada por observaciones científicas sólidas.
Los mensajes de promoción de estos productos, de hecho, suelen ser inespecíficos, con referencias a una general mejora de la salud o a la aportación de relax, tranquilidad, etc., y esto se debe a que, si promocionaran eficacia en la prevención o el tratamiento de enfermedades o el alivio de síntomas específicos, deberían acogerse a la legislación sobre medicamentos, lo cual exige una licencia de venta. Además de eso, la pureza de estos productos no siempre está garantizada, porque las empresas que los elaboran a menudo no poseen la tecnología necesaria para preparar extractos puros.
Existen algunos medicamentos a base de CBD cuya eficacia está respaldada por ensayos clínicos en pacientes y que están aprobados para tratar algunas condiciones patológicas.
A diferencia de la mayoría de los productos a base de este compuesto, estos fármacos han sido sometidos a los procedimientos habituales de autorización de medicamentos. En cambio, otros potenciales terapéuticos del CBD únicamente han sido observados en modelos animales y carecen de evidencias en el ser humano. Esto se debe a que los ensayos clínicos con pacientes siguen siendo todavía muy escasos.
En España hay dos fármacos aprobados y cuya venta está autorizada bajo prescripción médica. Uno de ellos se utiliza para tratar la epilepsia, incluidos los síndromes pediátricos raros de Dravet y de Lennox-Gastaut, que son refractarios a las terapias convencionales. El otro está autorizado para el tratamiento de la espasticidad muscular secundaria a la esclerosis múltiple y solo puede utilizarse cuando otros medicamentos no han sido eficaces.
En el Instituto de Neurociencias de Alicante, centro mixto de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), el laboratorio dirigido por Jorge Manzanares se dedica desde hace décadas al estudio de los cannabinoides y, en particular, al uso de CBD en modelos animales para tratar trastornos psiquiátricos y el abuso de sustancias.
En distintos trabajos, el equipo ha conseguido tratar con este compuesto a ratones con abstinencia a alcohol, cannabis, cocaína o heroína, y ahora está valorando su uso para el tratamiento de la dependencia a benzodiazepinas, unos fármacos ampliamente utilizados ─sobre todo para la ansiedad y el insomnio─ y altamente adictivos.
En los animales tratados con CBD encontramos mejoras significativas en varios parámetros, como déficit de atención y trastornos motores, depresivos y cognitivos
Asimismo, en una investigación más reciente, el equipo dirigido por Manzanares ha utilizado CBD para tratar ratones con síndrome alcohólico fetal (una afección que deriva del consumo de alcohol de la madre durante la gestación o la lactancia), con resultados muy prometedores.
“En los animales tratados con CBD encontramos mejoras significativas en varios parámetros, como déficit de atención y trastornos motores, depresivos y cognitivos”, cuenta el decano de la Facultad de Farmacia, “Además, en estos ratones se recuperaba parcialmente la pérdida neuronal provocada por el alcohol”, añade.
Estos trabajos en animales han abierto el camino al desarrollo de algunos estudios con pacientes. Por un lado, Manzanares y sus colaboradores clínicos en el Servicio de Psiquiatría del Hospital 12 de octubre de Madrid han conseguido la aprobación de un ensayo clínico sobre el uso de CBD para tratar el abuso de alcohol.
Por otro lado, el científico planea realizar, en una posible colaboración con investigadores y psiquiatras argentinos, un ensayo clínico para tratar con CBD a pacientes adictos a cocaína. Sin embargo, el investigador destaca que conseguir financiación para trasladar estos estudios a la clínica sigue siendo una tarea difícil.
El decano de Farmacología hace hincapié en que el CBD a menudo se utiliza para fines terapéuticos para los cuales no ha sido aprobado, “Esto es un riesgo porque, al no existir ensayos clínicos controlados, ni pruebas toxicológicas y estudios de interacciones con otros medicamentos, no se puede estar seguros de que el tratamiento no acabe perjudicando al paciente”, explica.
El investigador incide en que detrás de la venta de productos a base de cannabinoides hay importantes intereses económicos. “Hay varios lobbies internacionales de venta de marihuana que están invirtiendo en todo el mundo, incluida España”, apunta el científico.
Hay varios lobbies internacionales de venta de marihuana que están invirtiendo en todo el mundo, incluida España
En cambio, la investigación sobre esas sustancias no recibe gran financiación, sobre todo en lo que se refiere a la parte clínica. “Si los gobiernos destinaran más financiación a la investigación sobre cannabinoides, se podrían trasladar a la clínica aquellos estudios que han dado buenos resultados en animales. Esto permitiría avanzar mucho en nuestro conocimiento sobre los cannabinoides y su verdadera eficacia terapéutica”, concluye el farmacólogo.
Contenido realizado dentro del Programa de Ayudas CSIC – Fundación BBVA de Comunicación Científica, Convocatoria 2022.