En España desde hace años se separa a los hijos de partos múltiples en las escuelas. La Comunidad de Madrid publicó una norma que cambia esta práctica para juntar a estos hermanos en grupos burbuja, por la pandemia. Los estudios disponibles no permiten concluir que sea más recomendable una elección u otra. Los expertos piden que se trate caso por caso.
Carolina y Lorena son mellizas y este curso las han juntado en la misma clase. A sus cuatro años, aunque el año pasado asistían a aulas distintas por indicación del centro educativo y de acuerdo a los deseos de sus madres, este curso la pandemia ha provocado que se cree una nueva clase para bajar las ratios de alumnos y han matriculado a las hermanas en la misma aula.
Las niñas viven con su familia en la Comunidad de Madrid y su caso es uno de los muchos de hermanos gemelos o mellizos que han sido reagrupados este curso escolar para prevenir los contagios de covid-19.
También se está haciendo en otras comunidades autónomas, como Andalucía, donde la Junta ha publicado una guía en la que contempla que, en este curso, en los casos en los que los centros escolaricen en un mismo nivel al alumnado que pertenece al mismo núcleo familiar —nacidos de partos múltiples o hijos de diferentes progenitores de la misma edad que conviven—, se agrupen en el mismo nivel y grupo de convivencia escolar y, en su caso, en la misma aula.
Los casos no son excepcionales. Según datos del Instituto Nacional de Estadística, en 2018 (última cifra disponible) hubo en España 7.246 partos dobles o triples. Se trata de la cifra más baja si miramos diez años atrás.
Aun así, los partos múltiples son mucho más frecuentes que hace unas décadas. En 1996, por ejemplo, se produjeron 4.580 partos de este tipo. Este incremento se debe, en gran parte, al mayor uso de las técnicas de reproducción asistida, que han aumentado un 28 % entre 2018 y 2014, como muestran los últimos datos del Registro de la Sociedad Española de Fertilidad.
Estos tratamientos multiplican la probabilidad de tener embarazos múltiples, ya sea implantando más de un preembrión –por fecundación in vitro– o porque se fecunde más de un óvulo —en inseminación artificial—.
Los centros de reproducción asistida están tratando de reducir estas gestaciones debido a los riesgos que suponen para la madre y los fetos. Si en 2014 el 21 % de los embarazos conseguidos con estas técnicas eran gemelares, en 2018 esa proporción disminuyó al 13 %, lo que explicaría que las cifras de partos múltiples estén disminuyendo en los últimos años.
La educación de estos hermanos también ha cambiado a lo largo del tiempo. Carmen tiene 36 años y fue con su hermana gemela a la misma escuela infantil, colegio e instituto hasta que empezaron el bachillerato. La tradición entonces era que los hermanos de la misma edad fueran a la misma clase.
Echando la vista atrás, ¿cómo cree que le afectó en su personalidad ir a la misma clase que su hermana durante casi tres lustros? “Ella y yo nos parecemos mucho, compartimos aficiones y muchos rasgos de personalidad, pero en ningún caso me parece negativo”, explica a SINC. “Creo que es maravilloso sentirte acompañado por alguien tan cercano y dudo mucho que ese sentimiento te haga la mitad de persona”, añade.
De la misma época es Lidia, aunque su opinión es diferente. A sus 35 años y tras haber compartido aula con su hermana gemela durante más de 15, muchos recuerdos que tiene de su etapa educativa engloban a ambas. “Cuando pienso en el colegio me viene a la mente 'nos gustaba esto' en lugar de 'me gustaba esto'. No sé si eso es positivo o negativo para la identidad de un niño, pero a otros hermanos de edades diferentes o que vayan a clases distintas no les pasa”, afirma a SINC.
La tradición de que los hermanos fueran a la misma aula empezó a cambiar hace años en España y los centros educativos optaron por separarlos, una práctica que sigue vigente hasta hoy, aunque la Comunidad de Madrid ha aprobado una normativa pionera en nuestro país que pide a los centros lo contrario: juntarlos.
La Consejería de Educación y Juventud recoge en una instrucción que en el curso 2020-2021 los colegios públicos de Educación Infantil y Primaria que cuenten con más de una unidad escolar en cada curso o nivel educativo escolarizarán a los hijos nacidos en parto múltiple en el mismo grupo, salvo casos debidamente justificados.
Marta ha tenido que justificar que sus hijos mellizos de un año estén separados este año en la escuela infantil. El curso pasado ya acudían a aulas distintas y en la escuela no le han puesto problemas a su petición, recordándole que en caso de que haya algún caso positivo de covid-19 en sus clases, los dos tendrán que hacer cuarentena.
Lo que ha argumentado ella al centro es que el año pasado ya iban separados y que, a su juicio, ir a distintos grupos les ayudará a que uno no dependa del otro. Pero, ¿qué dice la evidencia científica? ¿Es mejor para la educación y el desarrollo de los hermanos ir juntos o separados?
En España en los últimos años han surgido diferentes asociaciones y grupos de madres y padres que defienden que los hijos de partos múltiples vayan a la misma clase, alegando que separarlos es perjudicial para ellos. Pero lo cierto es que apenas existen estudios al respecto con alumnos españoles y los realizados en otros países no permiten concluir que sea más recomendable una elección u otra.
A investigadores de otros países les choca que aquí se obligue a las familias a separarlos —y ahora, a juntarlos en Madrid—, puesto que consideran que, según los estudios realizados hasta la fecha, no se puede concluir que ninguna de las dos opciones sea la mejor. Dependerá de cada caso concreto.
“No estoy de acuerdo con las afirmaciones contundentes sobre las claras ventajas de que los gemelos se mantengan juntos y las desventajas para los que están separados”, alega a SINC Brian Byrne, profesor de Psicología de la Universidad de New England (Australia).
El investigador ha llevado a cabo numerosos estudios sobre esta cuestión. En uno de los más recientes, de 2018 y publicado en la revista Developmental Psychology, él y el resto de autores analizaron cómo influía la separación en el aula en hermanos gemelos y mellizos de 7 a 16 años de Reino Unido y Canadá —más de 9.000 parejas de hermanos en total—.
Los resultados muestran casi ningún efecto positivo ni negativo de esta separación sobre el rendimiento, la capacidad cognitiva y la motivación de los hermanos analizados. Aunque los datos reflejaron que los hermanos de 12 años canadienses y de 16 años de Reino Unido eran un poco más similares en su rendimiento si iban a la misma aula (sobre todo los gemelos), los autores afirman que los efectos fueron débiles.
“Estos resultados sugieren que, en términos de resultados educativos, los legisladores no deberían imponer pautas rígidas para separar pares de gemelos durante su educación”, señalan los autores en el estudio. Y añaden que la elección de educar a los gemelos y mellizos juntos o por separado debe depender de los progenitores, de los propios gemelos y de los maestros, en función de las necesidades individuales de estos hermanos.
En España las competencias educativas están transferidas a las comunidades autónomas y la decisión de cómo educar a los hijos de partos múltiples no está recogida en ninguna ley. Tradicionalmente es una cuestión que se ha dejado en manos de la autonomía de los centros educativos, con la excepción de la nueva instrucción de la Comunidad de Madrid.
Si analizamos revisiones de estudios sobre esta cuestión, una publicada en 2012 concluyó que, en base a la investigación disponible, no hay una solución sencilla, por lo que los centros educativos deberían tener una política flexible y trabajar con las familias para satisfacer las necesidades de cada niño en particular.
Su autora, Jan Lacina, es experta en alfabetización. “Escribí el artículo por frustración, como madre de mellizas”, cuenta a SINC esta profesora de la facultad de Educación en la Universidad Cristiana de Texas (EE UU). Su objetivo era llegar a maestros, padres y a directores de centros educativos.
Sobre si es mejor una opción u otra, Lacina afirma que cada niño es diferente y no es posible generalizar sobre lo que funciona mejor para todos los gemelos. Uno de los artículos más citados para respaldar que los hermanos vayan juntos es el publicado en Twin Research en 2004 y dirigido por el King’s College (Reino Unido).
La investigación analizó los efectos de la separación en el comportamiento, el progreso escolar y la capacidad de lectura de gemelos y mellizos nacidos en Inglaterra y Gales a los 5 y los 7 años. Los autores estudiaron tres grupos de hermanos: parejas que estaban en la misma clase en ambas edades, separados en las dos edades y que estaban juntos a los 5 años pero separados dos años después.
Según el estudio, los hermanos que iban a distintas clases presentaban más problemas de internalización del comportamiento –como timidez o miedo– que los que iban a la misma aula, y los separados más tarde mostraron más problemas de este tipo y puntuaciones de lectura más bajas. Los gemelos registraron más problemas al separarse que los mellizos.
Sin embargo, una investigación posterior realizada en los Países Bajos y publicada en 2010 concluyó que no hay diferencias en el rendimiento educativo entre los hermanos que comparten aula y los que van separados en primaria.
“No existe una solución única para todos a la hora de separar o no parejas de gemelos en la escuela”, recalca a SINC Tinca JC Polderman, autora principal de la investigación y profesora en el departamento de Psiquiatría de Niños y Adolescentes del Centro Médico Académico de la Universidad de Ámsterdam (Países Bajos).
A juicio de la investigadora, dependiendo de la relación que tengan los hermanos entre sí, sus personalidades y sus deseos, se deberá tomar una decisión personalizada y meditada cuando comiencen la escuela y en los años sucesivos. “Los padres, los propios niños y quizás, en menor medida, un profesor que los conozca muy bien deberían ser los que decidan al respecto”, recomienda.
¿Qué piensan los directores de centros, educadores y maestros? Lynn M. Gordon preguntó a 131 directores de escuelas infantiles de Estados Unidos, 54 educadores y también a 201 padres y madres de gemelos y mellizos, además de a 112 gemelos y mellizos de entre 3 y 46 años.
El 71 % de los directores apostaba por separar a estos hermanos, frente al 48 % de los educadores, el 38 % de los padres y el 19 % de los gemelos que estaban en educación infantil. Además, muchos directores abogaban por separar a los hermanos a pesar de las objeciones de padres y madres. La investigación también muestra que los gemelos y mellizos son más proclives a la separación cuanto mayores son.
“Cuando los gemelos muestran problemas de comportamiento pronunciados entre sí en la escuela, la mayoría de los padres reconocen que este problema es una razón clara y práctica para separar a estos hermanos”, indica a SINC Gordon, que es profesora del departamento de Educación Básica de la Universidad Estatal de California (EE.UU.).
Cada país sigue un criterio para la educación de este tipo de hermanos. En Estados Unidos, por ejemplo, Gordon señala que esto suele depender de los directores de los centros y que algunos tienen en cuenta las opiniones de los padres, pero otros separan automáticamente. Además, algunos Estados han aprobado leyes para que sean los padres y madres quienes decidan.
“Minesota se convirtió en uno de los primeros Estados en iniciar una ley de este tipo”, comenta Lacina, cuyas hijas mellizas se mantuvieron juntas hasta los 5 años, fueron separadas hasta los 15 y ahora, con 16, han vuelto a ir juntas a clase. “Aprenden más una de otra y siempre han tenido su propia personalidad distintiva”, destaca. A la universidad quieren ir separadas.
En Australia, fuentes del centro de investigación Twins Research Australia explican a SINC que depende de la elección de los progenitores, sobre todo cuando los niños van a la escuela por primera vez. A medida que crecen, se tienen también en cuenta las valoraciones de los profesores, que sería ideal que coincidieran con lo que quieren los propios hermanos.
Resulta llamativo el caso de William Coventry, investigador de la facultad de Psicología de la Universidad de New England (Australia) y autor de numerosos estudios sobre gemelos. En su caso, su hermano gemelo y él fueron a la misma escuela hasta el 5º curso, cuando cada uno fue a un colegio diferente.
“Creo que ir a escuelas separadas nos ayudó a ser más independientes en el buen sentido: desarrollamos nuestros propios amigos e identidad. Ya no nos identificamos como “uno de los gemelos”, ¡sino como una persona con sus propias características únicas!”, subraya a SINC.
Más allá de experiencias personales, los expertos consultados coinciden en que la evidencia científica no permite inclinar la balanza a favor de una u otra opción. Deberían ser las familias, asesoradas por los educadores o maestros, quienes decidan cómo educar a estos hermanos tan parecidos y únicos a la vez.
*Salvo el de Carmen, los nombres de los casos personales han sido cambiados por indicación de las fuentes.