Desde el Valle del Caudal, cerca de Mieres, más de cuarenta investigadores afilan los ojos hacia los paisajes asturianos, el presente y futuro de las zonas mineras, o los usos de la costa atlántica, entre otros temas. Internacional como el desarrollo del turismo en lugares no explotados y cercano como el ritmo de una ciudad cantábrica, el Cecodet (Centro de Cooperación y Desarrollo Territorial de la Universidad de Oviedo) lleva doce años escuchando las relaciones del hombre con su entorno.
El estudio detallado del paisaje y de cómo lo trata el ser humano permite acceder a nuevas facetas de la realidad a las que no suelen prestárseles atención. En este sentido, Fermín Rodríguez Gutiérrez, director del Cecodet, señala: “en muchas ocasiones, cuando se producen daños costeros, la sociedad lleva su atención hacia los aspectos naturales. Pero la costa cantábrica tiene un paisaje cultural de gran importancia. Y ambos paisajes se han visto dañados por los grandes problemas de estos entornos, como son los vertidos de barcos”. Es una de las conclusiones del Proyecto Europeo Coastatlantic, liderado por el Cecodet, que ha reunido a 42 investigadores para estudiar la gestión integrada de las costas 11 regiones europeas repartidas en cinco países.
Este Proyecto Europeo también ha permitido a los investigadores de la Universidad de Oviedo que dirige Fermín Rodríguez Gutiérrez señalar el momento delicado que vive la costa atlántica europea, “un paisaje muy dinámico, sometido a la acción de fuertes mareas y corrientes, que está algo alejado de los ejes de desarrollo más fuertes a nivel europeo”, explica este Catedrático de Análisis Geográfico Regional. El mayor problema de este entorno, señala Rodríguez Gutiérrez, es que poco a poco va concentrando más población y actividad. “Por eso es necesaria una ordenación fuerte del territorio: el proceso de litoralización es cada vez mayor y las costas atlánticas son muy sensibles; y no sólo es suficiente con que exista un ordenamiento, sino que es necesario que en el cuidado de las costas se involucren todos los actores territoriales: los empresarios y los ciudadanos, entre otros”.
Mapa de horas en la ciudad
Gijón es una de las ciudades en la que los investigadores del Cecodet han dibujado el tiempo sobre un plano. Y el resultado se llama cronotopo. “El espacio suele considerarse y medirse como algo estático, pero varía mucho en función del momento del día o del año”, afirma Rodríguez Gutiérrez. Hay barrios que concentran tanto niveles muy variables de gente en función del momento, como usos distintos del espacio que en algunos casos son poco compatibles, como las zonas de movida y el descanso de los vecinos.
“Conocer cómo es el tiempo cronológico en la ciudad facilita la tarea de tratar de sincronizar sus distintos ritmos”, indica este investigador. Es por eso que los cronotopos pueden aplicarse para mejorar la seguridad y la movilidad en la ciudad, calcular mejor los recursos públicos necesarios en cada momento y en cada zona y evitar conflictos por los distintos usos de la ciudad. Esta línea del Cecodet ha surgido a raíz de su coordinación de un Proyecto Europeo perteneciente al V Programa Marco, en el que se estudió la actividad nocturna en las más importantes ciudades europeas.
Ciencia y formación
Fermín Rodríguez hace hincapié en que transmitir de una sentada la amplitud de labores que acomete el Centro es poco menos que imposible, y resalta que, paralelamente a los 300 proyectos de investigación en los que ha participado desde su inicio, “el Cecodet funciona como una especie de plataforma de inserción profesional para recién licenciados. Por aquí han pasado unas 97 personas que entraron como estudiantes y salieron como profesionales”.
Por la variedad de labores que desarrolla, el centro se estructura en tres divisiones básicas: la de formación, que organiza dos másters de reconocido prestigio; la de cooperación, que ha impulsado la Universidad Itinerante de la Mar, un innovador proyecto formativo; y la de investigación. En cuanto a esta última, junto a las líneas de investigación del tiempo en la ciudad, crecen muchas otras ramas a las que se encaraman los investigadores del Chalet de Figaredo, en Mieres, para ver un poco más lejos: proyectos ambientales y de desarrollo local, análisis de infraestructuras, paisajes, planes estratégicos territoriales y observatorios (como el recién creado de los municipios mineros españoles o los observatorios de vigilancia del entorno y evolución territorial).
Entre todas estas aproximaciones, y pese a lo concreto del espacio que analizan los investigadores en geografía, una de las ventajas de su trabajo es que las conclusiones a las que llegan son exportables: tanto, como que una delegación de la Universidad de Guadalajara (México) está visitando Asturias a raíz de su colaboración con el Cecodet. Ambos organismos trabajan en un proyecto de transferencia de pautas para gestionar el territorio y el paisaje costero de España a México. “En la costa de Vallarta coexisten zonas con un gran desarrollo turístico, agresivo para el entorno natural y cultural junto con otras áreas que se han protegido del boom y que no se benefician económicamente del turismo. Lo que pretende este trabajo es proponer fórmulas más respetuosas que permitan a las comunidades autóctonas beneficiarse de las posibilidades de un tipo de turismo diferente, que no implique perder su vinculación con el entorno. Es una fórmula que tiene un buen ejemplo en el turismo rural y las casas de aldea asturianas”, explica Rodríguez Gutiérrez.
Más información
La División de Formación del Cecodet organiza dos másters de calidad reconocida: uno en desarrollo local y otro en gestión urbanística y ordenación del territorio.
Por su parte, la División de Cooperación ha impulsado la Universidad Itinerante de la Mar, un innovador proyecto formativo que pretende formar en la lógica de proyectos a universitarios de cualquier área. En la UIM participan universidades españolas, portuguesas y francesas además de las Armadas de estos países.