Traducir en arte y acercar a la sociedad la tecnología más avanzada de todos los tiempos. Con esa razón de ser, la exposición fotográfica "El Cern a través de los ojos de Peter Ginter: La Visión de un poeta" ha llegado a Oviedo. El Grupo de Física Experimental de Altas Energías de la Universidad analiza cómo ha sido el trabajo desde la avería que frustró el primer arranque del Gran Colisionador de Hadrones (LHC) y su próxima puesta en marcha.
Al observar las 56 fotografías del prestigioso fotógrafo alemán en las inmediaciones de los juzgados de Llamaquique, cabe preguntarse qué ha pasado en el interior del Gran Colisionador de Hadrones de Ginebra (LHC) durante el pasado año. Un ciclo marcado por el incidente en las conexiones de los imanes dipolares que afectó, entre otras cosas, a las válvulas de Helio. No obstante, Javier Cuevas, coordinador del Grupo de Física Experimental de Altas Energías de la Universidad de Oviedo, incide en que los detectores han estado funcionando de continuo: “durante estos meses hemos analizado los resultados de procesos producidos por los rayos cósmicos”.
Los rayos cósmicos proceden del espacio y atraviesan la tierra continuamente en un flujo compuesto en su mayor parte por muones, la partícula subatómica en la que se ha centrado de forma especial Javier Fernández Menéndez. En palabras de este profesor e investigador, “analizar las señales que dejan los muones que se producen debido a la radiación cósmica nos ha permitido conocer mejor las medidas con las que vamos a trabajar y efectuar un trabajo de calibración previa muy útil para entender mejor desde el principio los datos que arroje el LHC”. Por su parte, Isidro González Caballero, también investigador del Grupo, ha puesto a punto los recursos de computación necesarios para acometer este trabajo.
El análisis de la trayectoria de los muones en el detector CMS que ha acometido el grupo de investigación es fundamental para conocer su alineamiento exacto y poder determinar qué partículas pertenecen a una determinada colisión. “Trabajamos con una precisión de micras en una estructura de mas de 10 metros, por lo que si se desalinea el detector toda la resolución se degrada”, afirma Javier Fernández. Una desalineación más que probable teniendo en cuenta la fuerza que la gravedad ejerce sobre la gran masa de hierro que forma parte del detector.
En la carrera de 27 kilómetros de circunferencia para comprender los enigmas de la Física desde Ginebra, los técnicos del CERN tampoco se han detenido: “Se han revisado decenas de miles de conexiones como las que han dado el problema. El trabajo ha sido inmenso, pero gracias a ello el CERN ha elaborado una estrategia de control muy ambiciosa”, explica Javier Cuevas.
La tecnología que llega a la sociedad
El Grupo de Física Experimental de Altas Energías de la Universidad de Oviedo complementará la exposición con una conferencia plenaria abierta al público y con dos mesas redondas en las que los investigadores analizarán en qué campos y de qué manera se aplican los desarrollos tecnológicos que ha propiciado el LHC, la máquina más grande y compleja construida por el ser humano. El lugar y la fecha de celebración de estas actividades podrá consultarse próximamente en la web del Grupo de investigación.
“La aplicación más directa en estos momentos es la hadronterapia o protonterapia, una nueva técnica contra el cáncer”, afirma Javier Cuevas. Y uno de los vínculos entre LHC y estos nuevos desarrollos lo ofrece la empresa asturiana Duro Felguera.
La compañía, después de haber fabricado en el taller de Felguera Construcciones Mecánicas un tercio de las envolventes exteriores del anillo de aceleración de partículas, ha sido la primera empresa española en fabricar máquinas de protonterapia (gantries), que adquirieron centros médicos de referencia internacional. Una labor de desarrollo industrial que ha recibido el apoyo del Plan de Ciencia, Tecnología e Innovación del Principado de Asturias (PCTI) y del Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI).
Javier Fernández explica otra de las contribuciones del LHC al avance de la tecnología: “los cristales que se desarrollaron para el detector se utilizan en PET, la Tomografía por Emisión de Positrones”. Se trata de una avanzada técnica de diagnóstico por imagen que puede medir la actividad de distintos tejidos humanos.
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La exposición, que ha llegado a Oviedo este fin de semana, cuenta con el apoyo del CPAN que gestiona el CSIC, y cuenta con la participación de la FECYT. Son 56 imágenes que ya han tomado la calle en las inmediaciones de los juzgados de Llamaquique, donde permanecerán hasta el próximo 29 de septiembre.
Contribución española al LHC
En el desarrollo, construcción y puesta en marcha del LHC han participado numerosos grupos españoles de diferentes Universidades y Centros de Investigación, entre ellos el Instituto de Física de Cantabria (IFCA CSIC-UC), el Instituto Gallego de Física de Altas Energías (IGFAE), el Instituto de Física Corpuscular (IFIC CSIC-UV), el Instituto de Estructura de la Materia (IEM), y las Universidades de Oviedo, Barcelona, Sevilla, Granada y Huelva.
La comunidad científica española involucrada en el LHC está agrupada en el proyecto Consolider CPAN, que financia el Ministerio de Ciencia e Innovación y gestiona el CSIC, en el que participan 26 instituciones repartidas por toda la geografía española.