El geólogo de la Universidad de Salamanca Gabriel Gutiérrez ha publicado en la revista Tectonophysics los resultados de una investigación que ha llevado a cabo en el Pico El Castillo, en la Sierra de Quilamas, situada al Sur de la provincia de Salamanca. Esta zona se caracteriza por la presencia de rocas volcánicas que este estudio ha conseguido datar como pertenecientes a la edad Eifeliense (Devónico Medio), lo que viene a suponer una antigüedad de 395 millones de años.
La antigüedad obtenida es interpretada como una edad magmática que representa la edad de cristalización y, por lo tanto, de erupción, de las rocas volcánicas de El Castillo. Este hallazgo es importante porque hasta este momento las rocas del núcleo del Sinclinal de Valongo-Tamames estaban consideradas como silúricas, es decir, de un periodo que abarca desde hace 440 millones de años hasta hace 408 millones de años, más antiguo de lo que es en realidad, y que destaca por los primeros terrenos sedimentarios y la formación de los mares continentales. Esta datación se había hecho teniendo en cuenta la presencia de fósiles silúricos en rocas cercanas, de manera que esta nueva investigación sugiere una discontinuidad entre las dos zonas.
Otra consecuencia de la investigación apunta también a una posible correlación con otros eventos volcánicos coetáneos en la Cordillera Cantábrica y se pregunta por las causas de la actividad volcánica en esta edad. Además, en zonas más cercanas pueden existir rocas volcánicas de edades equivalentes, como el pliegue conocido como Sinclinal de Alcañices, al oeste de la provincia de Zamora, si bien, este último caso no ha sido datado isotópicamente, como es el caso de esta investigación de Gabriel Gutiérrez.
Para conseguir hallar la edad de este tipo de rocas, gracias a los avances de las técnicas geocronológicas, los científicos tienen como referencia un mineral que sirve como "reloj isotópico", el circón, en el que se puede medir la relación entre isótopos de uranio y plomo. Midiendo esa relación se sabe que, si en la actualidad presentan un estado determinado, es porque se originaron hace un determinado número de años. Para separar los circones del resto de la roca, que en este caso era una muestra de 12 kilos, ésta se muele y se somete a varios procesos de separación por métodos magnéticos y de densidad. Una vez separados, los circones se disuelven, sufren un proceso químico complejo y acaban por ser analizados por espectrómetros de masa que miden la relación entre los distintos isótopos.
El punto exacto en el que se tomó la muestra, en las proximidades del cerro de El Castillo, a unos tres kilómetros al norte de San Martín de Robledo ha sido descrito desde el punto de vista de su formación geológica como de "flujos de lava masivos con intercalaciones ocasioales de pizarras y areniscas".
Con Gabriel Gutiérrez han colaborado el geocronólogo de la Universidad Complutense de Madrid Javier Fernández-Suárez, y los expertos canadienses Murphy y Hamilton. La investigación ha sido financiada por el antiguo Ministerio de Educación y Ciencia.