Nueva interpretación sobre la evolución del 'Homo sapiens'

Un nuevo resto de Homo sapiens que vivió hace poco más de 100.000 años en el entorno del actual Lago Eyasi (Tanzania) aporta un grado de diversidad de los primeros representantes de nuestra especie en África mucho mayor de lo que se había documentado hasta la fecha. El hallazgo ha sido publicado recientemente en Journal of Human Evolution por el equipo de paleontólogos dirigido por Manuel Domínguez Rodrigo, de la Universidad Complutense de Madrid.

Fósil UCM
Distintas vistas de un hueso de homínido sobre el que se ha trabajado.

Este nuevo resto de Homo sapiens ofrece una panoplia de rasgos anatómicos primitivos, como son un hueso frontal inclinado, un torus orbitario muy extenso o una constricción postorbital muy marcada que se consideraban típicos de homínidos anteriores a la aparición de nuestra especie. Sin embargo, otros rasgos, como la gracilidad del hueso craneal, contrastan con la robustez de los homínidos anteriores a Homo sapiens. En esta mezcla de caracteres, el nuevo fósil incrementa la diversidad anatómica que se había documentado hasta la fecha en los Homo sapiens arcaicos.

Esto sugiere la posibilidad de que una parte de la variabilidad que se observa en nuestra especie hubiese sido una característica que arranca ya desde el origen de Homo sapiens.

Desde hace 200.000 años hay individuos con cráneos redondeados, frontales elevados, torus supraorbitario poco marcado, reducción del grosor del neurocráneo y otros, como muestra el nuevo fósil, que mantiene una combinación de rasgos primitivos con rasgos modernos y que muestra cómo la transición de las formas pre-sapiens a sapiens no fue tan gradual y progresiva en el tiempo como se pensaba hasta ahora.

Para la mayoría de los investigadores, que defiende un origen de Homo sapiens en África hace unos 200.00 años, nuestra especie surgió de un proceso cladogenético (es decir, su evolución sería una especie de arbusto con muchos homínidos que en buena parte del proceso iban siendo contemporaneos) para luego expandirse y causar la extinción de otros homínidos contemporáneos. Para otros, partidarios de la llamada teoría multirregional, Homo sapiens pudo haber surgido anagenéticamente (proceso por el que una especie iba paulatinamente dando lugar a otra) en varios lugares de Eurasia y África de manera paralela, a partir de los homínidos que existían en esas regiones y con los que mantuvieron un flujo genético. La primera teoría goza en la actualidad de mayor apoyo.

La aparición de Homo sapiens y su rápida expansión se han empleado como un ejemplo de rápido éxito evolutivo, asociado a una serie de cambios físicos, como son el desarrollo del lóbulo frontal y su posible relación con una mayor inteligencia, simbolismo y lenguaje articulado. Desde esta visión, la definición de lo que es Homo sapiens ha ofrecido la idea de escasa variabilidad en las características físicas del inicio de nuestra especie. Aunque se observan ciertas diferencias en África entre los homínidos anteriores a Homo sapiens y estos mismos, en un proceso evolutivo que produce la progresión de la capacidad encefálica al tiempo que decrece el grado de robustez de las anatomías de nuestros primeros antepasados, una idea muy extendida es que los primeros Homo sapiens gozaban de cierta homogeneidad que solamente su expansión en los últimos 100.000 años por diversas partes del planeta habría diversificado.

El nuevo homínido descubierto en el Lago Eyasi (Tanzania) por el equipo dirigido por el Dr. Manuel Domínguez Rodrigo Universidad Complutense de Madrid -compuesto por investigadores de dicha Universidad, de la Universidad de Valladolid, de la Universidad de Dar es Salaam (Tanzania), de la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis y de la Universidad de MacMaster (Ontario, Canadá)- permite proponer una interpretación diferente.

Fuente: UCM
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