Investigadores de la Universidad de Málaga (UMA) han analizado la presencia de los trastornos de la voz entre profesores y profesoras para llegar a una estadística representativa: el 62,7% del profesorado de Educación Infantil y Primaria sufre estas dolencias de manera diaria o semanal.
Hay profesiones como la enseñanza que requieren de una resistencia alta a la fatiga de voz para afrontar la sobrecarga vocal. “Nuestro objetivo era analizar los problemas vocales de los maestros de Educación Infantil y Primaria, y las dimensiones psicosociales asociadas a dichos trastornos en España”, explica a SINC Rosa Bermúdez, autora principal del estudio e investigadora de la UMA.
Durante el curso académico 2004-05, los científicos estudiaron a 282 profesores de 51 centros públicos de Málaga capital, lo que representaba el 13% de la población docente de este sector. Para ello, utilizaron dos tipos de cuestionarios: uno creado ex profeso para valorar el perfil de los problemas de voz por el trabajo de los y las docentes, y el ISTAS-21 sobre factores de riesgo psicosocial en el trabajo.
Los resultados, que se publican en la revista Folia Phoniatrica et Logopaedica, indican que el 62.7% de maestros y maestras experimenta problemas de voz de forma diaria o semanal, y manifiesta que su trabajo le supone más demandas psicológicas y menos compensaciones personales y laborales.
Respecto a las compensaciones psicosociales del trabajo, el profesorado con problemas vocales percibe menos apoyo social por parte de compañeros y superiores, menor control e influencia sobre las decisiones, más conflictos de rol, menor estima por su trabajo y más inseguridad en sus tareas. Asimismo, también resultó reducida la valoración de la capacidad de liderazgo de sus superiores.
“Hemos observado un modelo psicosocial del trabajo caracterizado por un desequilibrio entre las demandas y las compensaciones laborales”, subraya Bermúdez, para quien “esta combinación de elevado esfuerzo y baja recompensa genera estrés cognitivo, somático y conductual, así como peores indicadores de salud y satisfacción laboral”.
Por ello, “es recomendable promover más políticas y cambios institucionales que favorezcan la prevención, para reducir los riesgos de salud vocal y psicosocial presentes en el sector laboral docente”, señala la investigadora.
Ser ‘profe’ no es tan chollo
La docencia es una ocupación de alto riesgo a padecer problemas vocales, ya que la voz es la herramienta principal en las interacciones con el alumnado, y se usa durante largos periodos de tiempo y en ambientes ruidosos. Con frecuencia el profesorado tiene que adaptar su patrón fonatorio al tamaño del aula, su acondicionamiento acústico, al tipo de audiencia, la calidad del aire y las variaciones de humedad y temperatura.
“Teniendo en cuenta que los factores más importantes que afectan a la salud vocal de los maestros son de tipo ocupacional, sus trastornos vocales deben ser prevenidos, diagnosticados y tratados como una enfermedad de origen profesional, tal y como recomienda la UE desde hace décadas”, concluye Bermúdez.
Y así lo recoge la legislación española desde 2006, cuando se reconocieron los “nódulos laríngeos” como enfermedad profesional de docentes, teleoperadores, cantantes, actores y locutores (RD 1299/2006).
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Referencia bibliográfica:
Rosa Bermúdez de Alvear, Ginés Martínez Arquero, Javier Barón López, Antonio Hernández Mendo. “An Interdisciplinary Approach to Teachers’ Voice Disorders and Psychosocial Working Conditions”. Folia Phoniatrica et Logopaedica 2010; 62: 24–34.
DOI: 10.1159/000239060.
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