Seis universidades madrileñas están desarrollando el proyecto “Madrid Sin Barreras” para favorecer la inclusión social de las personas con discapacidad. Analizan las normativas de accesibilidad en educación, empleo, movilidad y participación con el objetivo de mejorar la regulación existente.
El proyecto de investigación Madrid Sin Barreras, financiado por la Comunidad de Madrid y el Fondo Social Europeo, tiene una duración de tres años, de 2016 a 2018, y está dirigido por el profesor Rafael de Asís de la UC3M. Además, participan investigadores de la Universidad de Alcalá, la Autónoma de Madrid, la UNED, la Politécnica de Madrid y la Pontificia de Comillas-ICADE.
“Se trata de un proyecto abierto a la sociedad que pretende integrar a todas las personas interesadas y formar a nuevos especialistas en discapacidad, accesibilidad universal, ajustes razonables y apoyos”, explican desde el IDHBC. Para ello, se ofrece un sistema de suscripción para que las personas interesadas se den de alta en la web y puedan informarse de los avances del proyecto o recibir invitaciones para colaborar.
Otra metodología que se emplea en el proyecto son las denominadas “clínicas jurídicas”, que permiten recibir notificaciones de casos de denuncias y situaciones de posibles discriminaciones para poder abordarlas. De esta manera, el proyecto se nutre de estos casos de estudio para construir una teoría sólida y fuerte sobre los derechos en este ámbito.
El equipo investigador ya está trabajando en la primera fase del proyecto, durante la cual analizan el éxito del III Plan de Acción para Personas con Discapacidad de la Comunidad de Madrid 2012-2015 para elaborar un marco para el diseño de un nuevo plan. Además, estudian la normativa de la Comunidad sobre derechos de las personas con discapacidad para elaborar propuestas alternativas. Este análisis se desarrolla desde cinco áreas temáticas: sanidad y prestaciones sociales; empleo; educación; participación, accesibilidad y conflicto; y deporte, cultura y ocio.
Problemas de discriminación
El proyecto abarca todos los tipos de discapacidad, desde la intelectual a la física, pasando por la psicosocial o la sensorial. “Estas personas se enfrentan a problemas de discriminación que se producen en muchos niveles, aunque el más relevante tiene que ver con la manera en que la sociedad entiende la discapacidad”, comenta Rafael de Asís, responsable del grupo "Derechos Humanos, Estado de Derecho y Democracia" del Instituto de Derechos Humanos Bartolomé de las Casas (IDHBC).
“Lo que más se necesita, además de cambiar algunas normas, es concienciar y sensibilizar para que se comprenda la diversidad de estas personas y que pueden interactuar en la sociedad de la misma manera que lo hacemos las personas que en teoría no tenemos ninguna discapacidad”, añade.
En la actualidad la sociedad acepta más la diversidad física que la diversidad intelectual, según estos investigadores. “O dicho de otra manera: el enfoque de derechos, que tiene un alcance limitado en la diversidad física, está prácticamente ausente en la diversidad intelectual”, comenta Rafael de Asís.
“A la persona con discapacidad intelectual se le acepta, pero de manera caritativa. Hace falta dar un paso más y aceptar que las personas con discapacidad intelectual pueden tener los mismos derechos que cualquier otra persona y se les puede reconocer una capacidad igual que al resto de personas, con los apoyos que consideremos razonables”, concluye.
Algunos de los resultados obtenidos hasta la fecha han sido presentados en el primer congreso internacional del proyecto Madrid sin Barreras, celebrado a finales del pasado mes de mayo en la UC3M y centrado en el eje sobre el que se desenvuelve todo el sistema de los derechos de las personas con discapacidad: el diseño universal, la accesibilidad y los ajustes razonables. “No olvidemos que la accesibilidad es condición para el disfrute de los derechos y criterio para evaluar la discriminación de las personas con discapacidad”, señala Rafael de Asís.
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