Investigadores de la Universidad de Vigo han analizado las prácticas sexuales en los jóvenes españoles de 14 a 24 años. Las conclusiones del estudio muestran que las chicas utilizan más el preservativo en las prácticas coito-vaginales que los chicos, mientras que hacen un menor uso de éste en las prácticas coito-anales y bucogenitales.
El comportamiento sexual en la juventud se ve sometido a numerosos cambios. Investigadores de la Universidad de Vigo han evaluado de forma periódica las prácticas sexuales de los jóvenes y adolescentes españoles para analizar los usos del preservativo en relación con las prácticas de riesgo y las enfermedades de transmisión sexual.
La investigación, que aparece publicada en la revista española Gaceta Sanitaria, recoge una muestra de 2.171 chicos y chicas de 14 a 24 años en tres comunidades autónomas (Galicia, Andalucía y Madrid). Los investigadores realizaron dos grupos de estudio: el adolescente (14-18 años), y el de jóvenes (19-24 años).
“Los resultados confirman que la utilización del preservativo en los chicos y chicas españoles está más asociado a evitar embarazos no deseados que a prevenir el contagio de enfermedades de transmisión sexual, ya que su utilización es más alta en las prácticas coito-vaginales que en el coito oral o anal”, explica a SINC José María Faílde, autor principal del estudio e investigador de la universidad gallega.
En este sentido, los investigadores han observado diferencias de género en las prácticas sexuales. En las coito-vaginales hay una mayor utilización del preservativo por parte de las chicas, mientras que en las prácticas coito anales y en el sexo oral son los chicos los que utilizan más el preservativo.
Según Faílde, “aunque las chicas muestran una gran preocupación ante el riesgo de embarazos no deseados, no tienen la misma percepción de riesgo ante las infecciones de transmisión sexual, lo que provoca una falsa percepción de seguridad cuando se establece una relación monogámica”.
Con la edad disminuye la percepción del riesgo
El uso del preservativo cambia por edades. En contra de lo que pueda creerse, los adolescentes (menores de 18 años) utilizan más el condón que los jóvenes. Los autores creen que, con la edad, los adolescentes van estableciendo parejas afectivas de mayor duración y parecen cambiar de anticonceptivos (por ejemplo, métodos hormonales para sustituir al preservativo).
“Cuando uno es más joven, el miedo a embarazos no deseados conlleva mayor protección”, apunta a SINC el investigador gallego. “Sin embargo, al aumentar la edad, hay una mayor relajación en la utilización de métodos profilácticos y se utilizan más otros métodos como la píldora”.
Éste es un discurso ya conocido: cuando se tienen menos parejas se cree que disminuye el riesgo. Sin embargo, la realidad demuestra que la monogamia no significa ausencia absoluta de riesgos. “Hay que dejar claro que en la sociedad en la que vivimos una relación monogámica no es una garantía suficiente de seguridad”, agrega.
El problema es que muchas parejas desconocen su estado serológico (presencia de anticuerpos) al dejar de utilizar preservativo. El experto no lo duda: “Hay que aumentar la vulnerabilidad percibida en las parejas estables. Las estrategias de intervención preventiva deberían focalizar el uso del preservativo no sólo para evitar embarazos, sino como un método de prevención de enfermedades de transmisión sexual”.
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Más información:
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Referencia bibliográfica:
José María Faílde Garrido, María Lameiras Fernández y José Luis Bimbela Pedrola. “Prácticas sexuales de chicos y chicas españoles de 14-24 años de edad”. Gaceta Sanitaria 22(3):000-0 noviembre - diciembre de 2008.
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