Las personas con trastorno mental serán uno de los grupos más afectados tanto por la crisis de Salud Pública como por sus derivadas económicas, según alerta un estudio liderado por el Hospital Gregorio Marañón. Los investigadores exigen potenciar la telepsiquiatría, la hospitalización domiciliaria y la atención a grupos vulnerables.
Los investigadores del Instituto de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital General Universitario Gregorio Marañón y del CIBERSAM, Carmen Moreno y Celso Arango, han liderado un trabajo publicado en la revista Lancet Psychiatry. Desarrollado por un grupo de 24 expertos y usuarios de 14 países, el trabajo describe los retos a escala internacional que plantea la pandemia por COVID-19 sobre la salud mental.
Según los expertos, la imprevisibilidad y la incertidumbre de la pandemia, así como las estrategias de contención y el colapso económico asociado pueden aumentar el riesgo de problemas de salud mental y exacerbar las desigualdades en el acceso a los servicios de salud.
Además, los resultados de estudios preliminares sugieren efectos adversos para la salud mental en personas previamente sanas y especialmente en personas con trastornos de salud mental preexistentes.
El trabajo describe la adaptación que se ha hecho en el mundo para ajustar la prestación de atención de salud mental a las demandas de COVID-19. Los esfuerzos de los profesionales se han centrado tanto en el control de la infección como en los cambios de las modalidades de asistencia. Además, se han tenido que crear nuevos dispositivos que permiten asegurar la atención a los usuarios de servicios de salud mental y prestar atención a casos nuevos y a poblaciones de riesgo.
Por tanto, este nuevo escenario conlleva un nuevo planteamiento de recursos y estrategias. Los investigadores inciden en que será preciso potenciar la telepsiquiatría, la hospitalización domiciliaria y la atención a grupos vulnerables, como personas sin hogar y menores con trastornos del neurodesarrollo.
Los expertos abogan también por el desarrollo de adaptaciones sostenidas de los sistemas de prestación de atención de salud mental coproducidos por expertos en salud mental y usuarios de servicios, junto con indicadores para monitorizar la eficiencia de estas adaptaciones a escala internacional.
“La evaluación exhaustiva y continua de los resultados del uso de servicios y de la salud en la práctica clínica de la salud mental será fundamental para definir qué adaptaciones deben aprovecharse y cuáles descartarse”, afirma Carmen Moreno, autora principal del trabajo, psiquiatra del Hospital Gregorio Marañón y coordinadora del Programa del Niño y del Adolescente del área de Salud Mental del CIBERSAM, cuyo director científico, Eduard Vieta, también participa en este estudio.
“La difusión de buenas prácticas podrá resultar en una atención sostenida y equitativa, convirtiendo esta pandemia en una oportunidad para mejorar la atención a la salud mental”, continúa Moreno.
El Instituto de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital Gregorio Marañón (IPSMarañón), dirigido por Celso Arango, ha desarrollado durante la crisis COVID-19 una respuesta coordinada de atención tanto a los pacientes de los distintos dispositivos asistenciales, hospitalarios y comunitarios, como a grupos con especial vulnerabilidad durante la pandemia como los profesionales sanitarios y los familiares de pacientes.
La respuesta dada por el IPSMarañón ha sido modelo y ejemplo de buenas prácticas clínicas para sociedades certificas internacionales incluyendo Naciones Unidas. El IPSMarañón y CIBERSAM están en la actualidad implicados en varios proyectos de investigación nacionales e internacionales para evaluar el impacto del COVID-19 sobre la salud mental.
Referencia:
Carmen Moreno et al. “How mental health care should change as a consequence of the COVID-19 pandemic” The Lancet sychiatry https://doi.org/10.1016/S2215-0366(20)30307-2