Las mujeres con nivel educativo alto dejan de fumar si el precio aumenta

Los precios y las imágenes de las cajetillas influyen en las mujeres a la hora de continuar o abandonar su hábito de fumar. En el caso de las mujeres con menos nivel educativo, estas son más sensibles a las etiquetas pictóricas del tabaco. Así lo demuestra un estudio que ha analizado, por primera vez, las diferencias generacionales de las mujeres fumadoras, un colectivo que, pese a las medidas políticas, no ha dejado de aumentar.

Las mujeres con nivel educativo alto dejan de fumar si el precio aumenta
Los precios de los cigarrillos y las etiquetas pictóricas son buenos instrumentos para reducir las tasas de tabaquismo femenino. / Olmo Calvo (Sinc)

En España, la tasa de tabaquismo está descendiendo entre los hombres, pero esta afirmación no es válida en mujeres. Ante este fenómeno, los expertos aseguran que son necesarias medidas políticas que aborden estas disparidades entre géneros para proteger a las mujeres del hábito del tabaco y las consecuencias de su consumo en la salud.

“Las mujeres de distintas generaciones han experimentado diferentes intervenciones políticas o cambios culturales que han determinado su comportamiento”

Un nuevo estudio, liderado por dos hermanas de la Universidad de Zaragoza (Unizar), ha analizado cómo las acciones políticas afectan a las decisiones de consumo de tabaco entre las mujeres españolas. Para ello, las investigadoras se centraron en cuatro grupos generacionales diferentes: las nacidas antes de 1950; las nacidas entre 1951 y 1964; entre 1965 y 1983; y entre 1985 y 1999.

Los resultados, publicados en Addictive Behaviors, demuestran que los determinantes de fumar –influidas por campañas antitabaco– varían en función del momento en el que cada mujer ha nacido. Y la razón es sencilla.

“Las mujeres de distintas generaciones han experimentado diferentes intervenciones políticas, estrategias de marketing o cambios culturales que han determinado su comportamiento”, explica a Sinc Ana Isabel Gil-Lacruz, del departamento de Gestión Empresarial de la Unizar y autora principal.

Cuanto más jóvenes, más fumadoras

El trabajo parte de la premisa de que la adopción generalizada de las conductas no saludables (tabaquismo, bebida, y falta de ejercicio físico, entre otros) comienza causando más problemas de salud a las personas con rentas altas.

Pero a largo plazo, “la mayor carga de enfermedades crónicas la sufren las personas económicamente más desfavorecidas”, afirma la experta quien añade que las mujeres, especialmente las que están en condiciones socioeconómicas bajas, son un grupo poblacional vulnerable a los productos tabacaleros.

A largo plazo, “la mayor carga de enfermedades crónicas la sufren las personas económicamente más desfavorecidas”

En cuanto a las tasas de tabaquismo, las mujeres mayores de más de 65 años son menos fumadoras. No obstante, las que tienen entre 16 y 50 años son más propensas a fumar, “incluso si han alcanzado niveles educativos altos”, asegura Gil-Lacruz.

Según el equipo, esto se debe a que las mujeres mayores, que crecieron bajo el régimen de Franco, estuvieron condicionadas por la sociedad y, en consecuencia, sus tasas de tabaquismo son inferiores. Sin embargo, a partir de la liberación de los años 60, las mujeres de las generaciones posteriores adoptaron el hábito de fumar como un acto de rebeldía y modernidad.

En función de estos datos, las científicas observaron que las estrategias antitabaco orientadas al etiquetado de los productos, los precios y la accesibilidad influyen de manera diferente a cada uno de estos grupos generacionales.

Tras analizar 48.755 respuestas de mujeres en los sondeos de la Sanidad Nacional Española de 2001, 2003, 2006 y 2011, el equipo concluye que los precios de los cigarrillos y las etiquetas pictóricas son buenos instrumentos para reducir las tasas de tabaquismo femenino.

“Las mujeres con niveles educativos altos son más sensibles a los precios y las mujeres con menor nivel educativo a las etiquetas pictóricas”, apunta la experta para quien ambas políticas son eficaces para reducir el consumo de tabaco entre mujeres. Pero las etiquetas pictóricas tienen un valor doble: “Se dirigen a los más vulnerables (mujeres con bajos niveles educativos)”, indica Marta Gil-Lacruz, del departamento de Psicología y Sociología de la Unizar.

Para las dos hermanas investigadoras, es necesario diferenciar los hábitos de tabaquismo entre generaciones, géneros y países para lograr unas políticas antitabaco más eficaces. Además, “es necesario diseñar las estrategias que mejor se adapten a ellos e incluirlas en las carteras nacionales”, concretan.

Referencia bibliográfica:

Gil-Lacruz, Ana Isabel; Gil-Lacruz, Marta; Leeder, Stephen. “Women and smoking - Prices and health warning messages: Evidence from Spain” Addictive Behaviors 45: 294-300 DOI: 10.1016/j.addbeh.2015.01.016 junio de 2015

Fuente: SINC
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