Fisioterapeutas del servicio de rehabilitación del Hospital Universitario Ntra. Sra. de Candelaria (HUNSC), en Tenerife, aplican un procedimiento complejo con gran éxito entre los pacientes pediátricos que presentan pie zambo, una patología congénita del pie presente en el momento del nacimiento, cuya apariencia recuerda a la forma de un palo de golf. En España afecta a 1 de cada 800 recién nacidos.
El equipo de rehabilitación pediátrica del HUNSC en Tenerife, adscrito a la consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias, aplica en su área de salud el ‘método funcional’, una técnica que combina fisioterapia y contenciones y que en la actualidad está dando importantes resultados en los pacientes pediátricos con pie zambo.
Este procedimiento, además de aplicarse para la corrección del pie zambo, también se utiliza para toda la patología del pie infantil, como por ejemplo, al pie ‘talo-valgo’, ‘antepié adductus o abductus’.
“Desde 2009, con la introducción del uso de plantillas y contenciones en el tratamiento de esta patología –hasta entonces solo se manipulaba manualmente el pie y se colocaba un vendaje funcional- se ha pasado de tener una media de 85% de pacientes que requerían cirugía ortopédica a necesitarla solamente un 30% de los niños”, explica Noriela García, miembro del equipo del HUNSC.
“Estas cifras elevadas del número de niños que necesitaban una intervención quirúrgica para tratar el pie zambo nos motivaron a un cambio que pasó por la formación de un miembro del equipo de rehabilitación en París y la implantación del método funcional con la particularidad de utilizar plantillas y contenciones”, determina García.
¿Cómo se aplica el método funcional?
Los fisioterapeutas inician este tratamiento precozmente, con días de nacido. Este profesional especializado manipula el pie con la finalidad de reducir la deformidad, coloca una plantilla para mantener el arco de movimiento conseguido en la sesión con el paciente pediátrico para, finalmente, inmovilizar el pie y la pierna con una contención. La contención, como medio de postura, es fundamental para conseguir la corrección del pie zambo con respecto a la pierna. El niño debe usarla 23 horas al día, así como cumplir rigurosamente la rehabilitación.
A medida que el paciente evoluciona, el tratamiento también lo hace, pues se adapta a su desarrollo motor. Con ello se consigue que la rehabilitación sea un éxito y cuando el niño comienza la marcha, están resueltas la mayoría de las alteraciones. Es, además, un tratamiento preventivo porque evita secuelas en edad adulta.
Según explica Noriela García, fisioterapeuta del HUNSC, “la fisioterapia y la rehabilitación van estrechamente unidas al movimiento; para nosotros es fundamental manipular el pie a diario, hacerlo más flexible, trabajar la propiocepción, los apoyos, incluir el ejercicio activo y preparar al niño para la adquisición de una marcha correcta; todo ello a la vez que entrenamos a sus padres, que participan activamente en el tratamiento”.
Un niño con pie zambo, si es tratado precozmente por especialistas, podrá llevar una vida normal y realizar actividades cotidianas - incluso si ha pasado por una intervención quirúrgica- como hacer deporte. Si por el contrario no sigue ningún tipo de tratamiento, se convertirá en un adulto con problemas de movilidad e incapacidad laboral. En la actualidad existen otros tratamientos para el abordaje del pie zambo en otros hospitales, como el método Ponseti, que consiste en la aplicación de yesos seriados que se cambian semanalmente hasta lograr la corrección deseada.
Una patología congénita del pie
El ‘pie zambo’, también llamado ‘equinovaro’, es una deformidad congénita del pie presente en el momento del nacimiento. Puede producirse en uno o ambos pies y visualmente se reconoce por su giro interno, no estar alineado con el eje de la pierna, y/o tener enfrentadas ambas plantas de los pies. Los huesos, músculos y tendones están afectados.
La gravedad de esta patología viene definida por la reductibilidad de los componentes de la deformidad y para evaluarla se utiliza una escala internacional, la ‘escala de Dimeglio’.
Aunque se desconocen con exactitud cuáles son las causas que dan lugar al pie zambo, se barajan teorías que apuntan a orígenes genéticos, mecánicos y neuromusculares, dando como resultado una malformación multifactorial que en España afecta a 1 de cada 800 recién nacidos.
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