Un equipo seis científicos españoles ha viajado hasta Islandia para estudiar la erupción del volcán Eyjafjallajökull. Los datos recogidos del 1 al 8 de mayo no permiten predecir el final de la erupción, por lo que por ahora sus efectos se mantendrán a corto plazo sobre el espacio aéreo, aunque con “un impacto desigual” en el tiempo.
“La actividad del volcán Eyjafjalla ha sufrido una reactivación la última semana, ya que ha recibido nuevo magma desde el manto terrestre. Esto indica que la erupción no se limita al vaciado de una cámara magmática superficial de dimensiones relativamente pequeñas, y que muy probablemente tendrá características y duración similares a la del 1821-1823”, señala Domingo Gimeno, uno de los científicos que se ha desplazado hasta Islandia, y experto en vulcanología de la Universidad de Barcelona (UB).
Según los científicos, es previsible que exista actividad eruptiva en las próximas semanas o meses. “Por tanto, pueden repetirse los episodios de afectación al tráfico aéreo europeo, como de hecho ha sucedido el último fin de semana”, asegura Gimeno.
Los investigadores, que recogieron muestras de cenizas para su posterior análisis, registraron temblores y pequeños terremotos que evidencian el ascenso de nuevos pulsos de magma en la superficie y permiten predecir la continuidad del fenómeno geológico.
La expedición ha permitido conocer la evolución de la erupción en detalle y sus fenómenos asociados, como la continuada actividad explosiva con formación de columnas piroclásticas que han alcanzado hasta seis o siete kilómetros de altura.
El glaciar se derrite
El equipo de investigación ha observado en Islandia las áreas de impacto de las lluvias de ceniza, sobre todo en la localidad de Vik. Las sucesivas caídas de ceniza han cubierto además todo el glaciar de la cima de volcán, y han provocado nuevas inyecciones de cenizas a gran altura en la atmósfera.
En la cara norte del volcán, los expertos también han analizado el lento avance del frente de lava por la lengua del glaciar Gígjökull. “Desde tierra este avance se observa como penachos de nubes de color blanco, formadas por vapor de agua que surge de la fusión del hielo”, explica José Luis Fernández Turiel, coordinador de la expedición y experto del Instituto de Ciencias de la Tierra Jaume Almera (CSIC).
El agua resultante de esta fusión ha provocado además la destrucción de un lago de deshielo al final de la lengua glaciar, que ha generado destrozos en la carretera principal del sur de la isla por la importante avenida del río Markarfljót. El episodio dejó incomunicada la zona sur de Islandia de la capital Reykjavik.