La gran mayoría de los europeos percibe la ciencia como la fuente de conocimiento más objetiva y veraz que, además de revelar aspectos fascinantes de la naturaleza y reducir las supersticiones, está ligada al progreso y la mejora de nuestra salud. Así lo refleja el estudio Cultura científica de la Fundación BBVA llevado a cabo mediante encuestas en España, Alemania, Francia y el Reino Unido.
Los científicos son, junto a los médicos, el grupo profesional que suscita la confianza social más alta entre la mayor parte de la ciudadanía europea, quien valora el conocimiento objetivo, veraz y válido de la ciencia. Esta también contribuye a disminuir temores y supersticiones, está íntimamente asociada con el progreso material, el bienestar y la mejora continua de la salud, además de responder a preguntas sobre todo lo que nos rodea.
Sin embargo los impactos e intervención de la ciencia en la naturaleza, aun siendo percibidos como globalmente positivos, generan reservas significativas. Problemas sociales como la pobreza, la desigualdad y las guerras se consideran complicados de resolver solo con las herramientas de la ciencia.
Por otra parte, la imagen del mundo acerca del origen del universo y la evolución de los seres humanos ha desplazado muy mayoritariamente a las narrativas planteadas desde las religiones.
Estos son algunos de los principales resultados del estudio Cultura científica en Europa de la Fundación BBVA, llevado a cabo mediante una encuesta a muestras representativas de 1.500 casos por país de la población de 18 y más años en España, Alemania, Francia y el Reino Unido.
Los resultados muestran que una mayoría de la población se interesa por los temas científicos y sigue las informaciones relacionadas con ellos. Cerca de la mitad de la población ha incorporado la ciencia a la conversación diaria y ha alcanzado un grado de familiaridad medio-alto con conceptos de un amplio abanico de áreas, si bien el estudio sugiere que los conocimientos adquiridos son piezas sueltas, con débil conexión entre ellas.
Para medir el nivel de conocimiento sobre temas científicos, se realizó un test sobre una serie de 10 conceptos que los entrevistados debían reconocer como verdaderos o falsos. La mayoría de los ciudadanos parece entender términos científicos elementales sobre fenómenos variados como la división celular y el papel de las plantas en la producción de oxígeno, el origen del universo, la evolución de los seres humanos.
Por el contrario, el nivel de comprensión de las indicaciones de los antibióticos, cuestiones medioambientales como la crisis climática y el agujero en la capa de ozono, los genes y la modificación genética es más débil, observándose solo en alrededor de la mitad de la población.
El 89 % identificó como verdadera la frase “el oxígeno que respiramos proviene de las plantas”, el 84 % en España y el 78 % en el resto de países identificó como falsa la frase “casi todos los microorganismos son perjudiciales para los seres humanos; y el 59 % en España y el 64 % en el resto de países reconoció como falsa la afirmación “las células de los seres humanos adultos por lo general no se dividen”.
Sin embargo, también se detecta desconocimiento sobre otras cuestiones en los dominios de la salud y el medio ambiente: solo el 43 % en España y el 50 % en el resto de países fue capaz de identificar como falsa la idea de que “los antibióticos destruyen los virus”, y únicamente el 27 % en España y el 37 % en el resto de países reconoció la falsedad de que “el cambio climático se produce debido al agujero en la capa de ozono”.
Una faceta de la cultura científica es la familiaridad con al menos el nombre de unos pocos de los grandes científicos y científicas que han contribuido a avances pioneros y fundamentales. Los resultados de la encuesta muestran el perfil dominante de científicos del campo de la Física, muy en especial de Albert Einstein, a distancia de todos los demás, con Isaac Newton (el 4 de enero es el aniversario de su nacimiento), Marie Curie, Galileo Galilei y Charles Darwin mencionados en orden decreciente en casi todos los países.
En dos países, Reino Unido y España, alcanza también un porcentaje de menciones significativas Stephen Hawking, quizás el científico de las últimas décadas que más presencia mediática ha alcanzado.
Científicos vinculados a contribuciones más recientes son reconocidos, en general, por un bajo porcentaje de la población, siendo notable la ausencia de menciones significativas a figuras monumentales del siglo XX como Max Planck, Niels Bohr, Francis Crick y James Watson. En cada país obtienen mayor relevancia los científicos nacionales.
Marie Curie es la única mujer que alcanza un porcentaje alto de menciones en los cuatro países. En Alemania por detrás de Marie Curie aparecen dos mujeres más, Maria Goeppert-Mayer (segunda mujer galardonada con el Premio Nobel de Física) y la matemática Emmy Noether. En el Reino Unido, además de Marie Curie alcanza un porcentaje significativo de menciones Ada Lovelace.
En España alcanza un 15 % de menciones Severo Ochoa, mientras que Santiago Ramón y Cajal no supera el 7 %, precisamente a finales de 2022 declarado como “Año Cajal” y en un área de la ciencia tan característica del presente como es la neurociencia y la ciencia cognitiva.
Existe un amplio consenso en torno a la idea de que la ciencia es “el motor del progreso material”. Las opiniones también son favorables, aunque más divididas, respecto a la idea de que la ciencia puede dar respuesta a todos los grandes problemas del siglo XXI, destacando los españoles entre los más convencidos respecto a esta cuestión.
Un investigador trabajando en un laboratorio. / EFE/André Coelho
Una muy amplia mayoría cree que “gracias a la ciencia, mejora continuamente la salud de las personas” y que mediante el conocimiento científico “se han logrado vacunas seguras y eficaces frente al Covid” y mayoritariamente se confía en que “la ciencia y la tecnología resolverán el problema del cambio climático”.
No solo se valora muy favorablemente la dimensión instrumental de la ciencia, sino también la dimensión cognitiva y cultural: “la ciencia nos revela aspectos fascinantes de la naturaleza” alcanza una media de 7,3 en los cuatro países, “la ciencia es el conocimiento más fiable y veraz que tenemos” obtiene una media de asentimiento del 6,5, “la ciencia ha reducido las supersticiones y temores del pasado” alcanza un 5,9 en los cuatro países y un 6,5 en España.
En todos los países, y de manera destacada en España, una amplia mayoría considera que, en orden decreciente, la energía solar, la biotecnología, la nanotecnología, la ingeniería genética, internet, la exploración espacial, la robótica y la inteligencia artificial mejorarán nuestras vidas, mientras que la energía nuclear y el Big Data dividen las opiniones.
Las expectativas son muy positivas respecto a la contribución de la ciencia en el tratamiento del cáncer, a prolongar los años de vida con buena salud y a hacer frente a pandemias como la covid. También se valora muy favorablemente su potencial para conseguir fuentes de energías limpias y abundantes.
Aunque con mayor división, también se percibe su potencial para resolver el desafío del cambio climático de origen antropogénico y, más moderadamente, la escasez de alimentos.
Las expectativas se invierten de signo cuando se trata de su contribución a la resolución de cuestiones sociales como la pobreza y la desigualdad (solo el 45 % de los españoles y el 42 % del conjunto de países cree que contribuirá “mucho” o “bastante”) y las guerras (36 % en España y 32 % en el conjunto de países), áreas en las que el solo (o principal) recurso a la ciencia no se percibe como significativo.
Los científicos son un grupo profesional altamente confiable, sin apenas reservas en la población adulta en todos los países analizados, según el estudio. Otros grupos profesionales estrechamente asociados a la ciencia, como los médicos y los ingenieros, obtienen también los valores medios más altos de confianza entre las once profesiones considerada.
El consenso es muy amplio en torno a que las mujeres están tan capacitadas como los hombres para la ciencia (media de 8,5 en España y 8,7 en el conjunto de países, en una escala de 0 a 10). También existe consenso en torno al papel fundamental de la ciencia y la tecnología en el bienestar de cada país.
La mayoría cree que debe financiarse la investigación orientada a la resolución de necesidades prácticas inmediatas (48 % en el conjunto de países europeos, el 44 % en España) o responden espontáneamente que debe financiarse este tipo de investigación, así como la investigación que hace avanzar el conocimiento (32 % en el conjunto, 35 % en España), frente a quienes creen que debe financiarse solo la ciencia básica (17 % y 21 % respectivamente).
Los países se dividen respecto al control de la investigación científica. En Reino Unido y en España se decantan por la opción de que la misma debe ser controlada por los propios científicos, en Francia las opiniones están divididas, mientras que en Alemania la mayoría se inclina por que este tipo de investigación sea controlada por la sociedad.
Hay división de opiniones, tanto entre países como en el seno de cada uno de ellos, respecto a la coexistencia sin problemas entre ciencia y religión en la actualidad. Los españoles son quienes perciben una mayor tensión en esa coexistencia. Pero en todos los países predomina claramente la idea de que la ciencia no destruye las creencias religiosas de las personas.
La visión de la ciencia acerca del origen del universo y la evolución de los seres humanos a partir de especies animales anteriores es ampliamente mayoritaria frente a las narrativas religiosas que operan en otras sociedades.
Así, el 79% en el conjunto de los países y el 90% de los españoles cree que “los seres humanos evolucionaron a partir de especies animales anteriores”, frente al 18% en el conjunto de países y al 9% de los españoles que considera que “Dios creó a los seres humanos más o menos en su forma actual”. Al mismo tiempo, el 70% de los ciudadanos en el conjunto de países y el 73% de los españoles considera verdadera la idea de que “el universo comenzó con una gran explosión”.
La mayoría cree que la ética debería poner límites a los avances científicos (72 % en el conjunto de países), posición que resulta muy mayoritaria en Alemania (85 %) y, a distancia, en España (57 %).
Cuando se trata de la religión, el consenso es claro en todos los países (84% de media) en torno a que la misma no debe poner límite a los avances científicos.
Los resultados del estudio también permiten trazar un mapa de actitudes diversas hacia la ciencia en los cuatro grandes países europeos analizados.
Alemania es el país que más claramente se diferencia del resto, en tanto que sus ciudadanos presentan un mayor nivel de cercanía con la ciencia y de conocimiento científico. Son los que consideran más acentuadamente que esta forma parte fundamental de la historia e identidad de su país.
Los ciudadanos de Francia, España y Reino Unido se sitúan en un nivel intermedio en términos de cercanía y conocimiento. Los franceses destacan por un mayor nivel de reservas hacia la ciencia y expectativas más moderadas acerca de sus avances y su potencial en la resolución de diferentes cuestiones.
Los españoles, por su parte, destacan claramente por sus actitudes más favorables hacia las diferentes facetas de la ciencia, las mayores expectativas hacia sus avances y las menores reservas hacia su impacto. Además, están entre los europeos que más asocian a la carrera científica con atributos como el prestigio, la dificultad y el esfuerzo.
Tanto en España como en el resto de países, el nivel de cercanía con la ciencia, en términos de interés, presencia en sus conversaciones cotidianas y seguimiento a través de diferentes canales, aumenta según disminuye la edad y según se incrementa el nivel de estudios.