En su 147º Reunión celebrada hoy en Ginebra, el Consejo de la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN) ha recibido la información relativa a los últimos avances para comenzar a utilizar el Gran Colisionador de Hadrones (LHC). Entre la documentación presentada se incluye un informe elaborado por el Comité de Política Científica (SPC), dirigido por el investigador Enrique Fernández, en el que se confirma la seguridad del mayor experimento de la Física.
El LHC se ha sometido a numerosas auditorías que abarcan todos los aspectos de seguridad e impacto ambiental, pero diversos sectores han manifestado su temor a que la entrada en funcionamiento del gran colisionador pudiera generar mini agujeros negros u otras formas de materia, y causar algún tipo de desastre.
“No hay ningún motivo para preocuparse sobre las consecuencias de la posible producción de nuevas partículas o formas de materia en el LHC”, informa a SINC Enrique Fernández, director del SPC e investigador del Instituto de Física d' Altas Energías de Barcelona. “Los objetos que han sido considerados, o bien no se producen, o aquellos que puedan producirse no causan absolutamente ningún daño”, recalca Fernández.
Las razones por las que los expertos confirman la seguridad del gran colisionador se basan no sólo en argumentos teóricos sobre leyes físicas, sino también en el hecho de que colisiones como las que se producirán en el LHC “suceden constantemente en el cosmos e incluso a nuestro alrededor de manera natural, sin que hayamos podido detectar ninguna consecuencia catastrófica”, indica el director del SPC.
El informe presentado hoy por el SPC confirma, a su vez, las conclusiones de otros dos estudios que analizan el tema de la seguridad en el LHC. El primero de ellos fue elaborado por una comisión interna denominada LSAG (LHC Safety Assessment Group) -integrada por cuatro empleados del CERN y uno de la Academia Rusa de Ciencias -, a la que el director del CERN solicitó un informe sobre el posible riesgo de producción de formas de materia que hasta ahora no se han producido de manera artificial.
Por otra parte, uno de los miembros del LSAG, Michel Angelo Mangano, junto al físico Steven Giddings de la Universidad de California en Santa Bárbara escribieron también un artículo científico relativo a este asunto (de más de 90 páginas), enviado a la revista científica Physical Review D.
El Consejo del CERN encargó entonces al SPC que examinara de manera crítica esos dos documentos, para lo que se creó un panel interno de expertos en el que ha participado el premio Nobel de Física Gerard’t Hooft. Las conclusiones de estos especialistas fueron revisadas y aprobadas por los 20 miembros que integran el SPC, y recogidas en el informe hecho público hoy.
“El Director General del CERN consideró totalmente justa la realización de una evaluación formal de los aspectos de seguridad, en la que se examinan los escenarios más improbables”, señala el Presidente del Consejo del CERN, Torsten Åkesson, para quien este nuevo informe concluye que “no existen riesgos”.
Con este estudio, “el laboratorio ha satisfecho cualquier obligación de seguridad y medioambiental requeridas para garantizar un funcionamiento seguro de estas nuevas y excitantes instalaciones de investigación", señala Robert Aymar, director general del CERN.
Enfriamiento de todos los aparatos
Las pruebas de verificación y seguridad (el llamado commissioning) del LHC, de 27 km de longitud, se iniciaron en enero de 2007, cuando comenzó el enfriamiento del primero de los ocho sectores de la máquina. Hoy cinco sectores casi están a su temperatura operativa, 1,9 grados centígrados por encima del cero absoluto, y los tres restantes están alcanzando esta temperatura.
Una vez enfriados todos los sectores y concluidas las correspondientes comprobaciones de las instalaciones eléctricas, el LHC estará listo para lanzar los primeros haces, previsiblemente, el próximo mes de agosto.
Según Robert Aymar, “el enfriamiento avanza adecuadamente”. Los físicos esperan ahora que el LHC entre en funcionamiento lo más rápido posible.
Cuando el LHC comience a operar, será capaz de colisionar haces de protones a energías altísimas, nunca producidas en un acelerador de partículas. Aún con todo, la energía de colisión del LHC será modesta en comparación con las energías de los protones de los rayos cósmicos, que han estado bombardeando a la atmósfera de la tierra durante miles de millones de años.
El LHC es el acelerador de partículas de mayor energía de la tierra, y “permitirá estudiar minuciosamente, en condiciones de laboratorio, lo que la naturaleza ya está haciendo”, apunta Aymar.
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