Científicos del Instituto de Neurociencias de la Universitat Autònoma de Barcelona han observado, en experimentos con ratas, que los individuos que habían compartido camada con un número más elevado de hermanos presentan un comportamiento menos ansioso en la vida adulta, son más activos ante situaciones adversas y presentan un comportamiento más proclive a explorar los ambientes nuevos. Los resultados podrían ser extrapolados al comportamiento de las personas.
Científicos del Instituto de Neurociencias de la Universitat Autònoma de Barcelona han observado, en experimentos con ratas, que los individuos que habían compartido camada con un número más elevado de hermanos presentan un comportamiento menos ansioso en la vida adulta, son más activos ante situaciones adversas y presentan un comportamiento más proclive a explorar los ambientes nuevos. Los resultados, que podrían ser extrapolados al comportamiento de las personas, han sido publicados en la revista Physiology and Behavior.
Los investigadores han evaluado el comportamiento de ratas que diferían en el número de hermanos, una variable muy poco estudiada hasta ahora. En un grupo había animales de camadas de menos de 10 crías, en otro grupo los que procedían de camadas de entre 10 y 15 crías, y en un tercer grupo los de más de 15 crías. Además, se ha estudiado también el comportamiento materno hacia estas crías para adivinar si esto influía en los cambios emocionales que se podrían observar en la vida adulta. Los resultados de estos experimentos han mostrado que los animales criados en camadas más numerosas muestran un comportamiento menos ansioso cuando son adultos, presentan una conducta más exploratoria en ambientes nuevos, y son menos pasivos ante situaciones adversas o estresantes, en comparación con los animales criados en camadas más pequeñas.
Otros estudios habían demostrado que las ratas que reciben más caricias y atención materna presentan menor ansiedad en la etapa adulta. De este modo, la investigación demuestra que, independientemente de las atenciones maternas, las interrelaciones con los hermanos también tienen importantes repercusiones en la vida adulta.
Según indican las autoras del estudio “los primeros años de vida son muy importantes para el desarrollo de nuestro sistema nervioso y para nuestro comportamiento en la vida adulta”. Aunque la investigación se ha llevado a cabo con ratas, un modelo de experimentación animal, “se trata de un modelo muy útil para estudiar el efecto de las experiencias tempranas sobre el comportamiento de la persona adulta”.
La investigación, dirigida por las investigadoras del Instituto de Neurociencias de la UAB, Roser Nadal y Rosa María Escorihuela, ha sido publicada en la revista Physiology & Behavior.