Tras varias horas de debate, el Parlamento británico rechazó rebajar el plazo límite legal para interrumpir el embarazo de las 24 semanas de gestación, establecido en 1990. Con esta decisión se pone punto final a las cuestiones más controvertidas de la nueva normativa. Asimismo se descartó que las clínicas especializadas valoraran la existencia de un padre antes de ofrecer sus tratamientos de reproducción asistida.
Las distintas propuestas de reducción de los plazos, que fueron valoradas libremente por los diputados debido a la alta sensibilidad de la materia, se descartaron con diferentes porcentajes de apoyo. Los argumentos a favor de la reducción se basaban en los estudios sobre las posibilidades de supervivencia de fetos de 22 a 25 semanas, muy criticados por algunos científicos que denunciaron la tergiversación de las conclusiones.
La ministra de Salud, Dawn Primarolo, insiste en que no hay ninguna evidencia que lleve a cambiar las leyes para el aborto. "El límite se situó en 1990 en las 24 semanas porque las pruebas científicas de la época mostraron que la viabilidad de la supervivencia de los bebés aumentaba a partir de ese plazo en adelante", subrayó, tras lo que aseveró que "así era en 1990 y así es ciertamente ahora".
“Apoyo a la crianza” vs. la existencia de un padre
Antes de la votación sobre el aborto, la Cámara de los Comunes se pronunció sobre otro aspecto de la ley de fertilidad y embriología, referido a los protocolos de actuación de las clínicas de reproducción asistida. Los diputados rechazaron, por 292 votos en contra y 217 a favor, una propuesta de varios partidos que pedía que las clínicas especializadas valoraran la existencia de un padre antes de ofrecer sus tratamientos.
Al descartarse esa enmienda, se mantuvo el texto gubernamental, que cambia el antiguo requisito de la figura paterna por el "apoyo en la crianza", para evitar la discriminación a las madres solteras y las parejas de lesbianas.
La posición del Parlamento británico se refuerza en ámbitos tan polémicos como la investigación con embriones híbridos o los denominados 'hermanos salvadores', al salir de la Cámara con la formulación propuesta.