La contaminación atmosférica sigue ocasionando daños a la salud humana en Europa, puesto que en torno al 90 % de la población de las ciudades de la UE está expuesta a concentraciones de alguno de los contaminantes atmosféricos más perjudiciales que la Organización Mundial de la Salud considera nocivas.
El último estudio sobre la calidad del aire en Europa, publicado por la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA), indica que pese al descenso de las emisiones y de las concentraciones de ciertos contaminantes atmosféricos en las últimas décadas, el problema de la contaminación atmosférica en Europa sigue lejos de poder darse por resuelto.
El 90% de la población urbana se expone a concentraciones de los contaminantes atmosféricos más perjudiciales. Dos de estos contaminantes en concreto —las partículas y el ozono troposférico— siguen provocando problemas respiratorios y enfermedades cardiovasculares y reduciendo la esperanza de vida. Nuevos datos científicos revelan que la contaminación atmosférica puede resultar nociva para la salud humana incluso en concentraciones inferiores a lo previsto.
Según Hans Bruyninckx, director ejecutivo de la AEMA, “la contaminación atmosférica provoca daños a la salud humana y a los ecosistemas. Una gran parte de la población vive en ambientes no saludables, si nos atenemos a los criterios en vigor. Para ser sostenible, Europa debe mostrarse ambiciosa e imponer requisitos legislativos más estrictos”.
El Comisario de Medio Ambiente, Janez Potočnik, añade: “Las encuestas demuestran que una gran mayoría de la población sabe perfectamente cómo afecta la calidad del aire a la salud y cree que las autoridades públicas deben adoptar medidas en los ámbitos comunitario, nacional y local, incluso en época de austeridad y dificultades. Estoy dispuesto a responder a estas inquietudes a través de la revisión de la política de protección de la atmósfera que presentará próximamente la Comisión”.
Entre 2009 y 2011, hasta el 96% de la población urbana se encontró expuesta a concentraciones de partículas finas (PM2.5) superiores a las indicadas en las directrices de la Organización Mundial de la Salud y hasta el 98% a concentraciones de ozono (O3) igualmente superiores a las directrices de la organización.
El informe revela igualmente que la contaminación no se limita únicamente a las ciudades sino que también alcanza valores elevados en determinadas zonas rurales.
Los aspectos positivos del trabajo en materia de reducción de las emisiones de contaminantes atmosféricos son, por ejemplo, que se han reducido las de dióxido de azufre de las centrales eléctricas, del sector industrial y del transporte a lo largo de la última década, limitándose así el riesgo de exposición. “La sustitución gradual de la gasolina con plomo también ha reducido las concentraciones de este metal, que afecta al desarrollo neurológico”, apunta un comunicado del a Agencia Europea de Medio Ambiente.
Paralelamente a los riesgos para la salud, el informe destaca problemas medioambientales como la eutrofización, fenómeno ligado a un exceso de nitrógeno nutriente que provoca daños en los ecosistemas, y que amenaza la biodiversidad. La eutrofización es un problema generalizado que afecta a la mayoría de los ecosistemas europeos.
Se han reducido las emisiones de algunos contaminantes nitrogenados. Este es el caso de las emisiones de óxidos de nitrógeno y amoniaco que han descendido un 27 % y un 7 %, respectivamente, desde 2002.
Sin embargo, la reducción de las emisiones no ha alcanzado los niveles esperados y ocho Estados miembros infringen los techos legales un año después del plazo fijado para su cumplimiento. “Para resolver el problema de la eutrofización, será necesario adoptar medidas adicionales de reducción de las emisiones de nitrógeno”, aseguran los expertos.