Los físicos Richard N. Zare, de la Universidad de Stanford (EE UU), y Michael E. Fisher, de la Universidad de Maryland (EE UU), han recibido el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento 2009 en la categoría de Ciencias Básicas, según ha anunciado hoy esta institución. La observación de moléculas individuales del primero ha contribuido a la secuenciación del ADN, y el trabajo del segundo ha permitido explicar el "comportamiento en masa" de las moléculas, desde las de agua hasta las de una célula entendida como una ciudad.
Este año el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento 2009 en la categoría de Ciencias Básicas se ha concedido al físico y químico Richard N. Zare, de la Universidad de Stanford (EE UU), y al físico Michael E. Fisher, de la Universidad de Maryland (EE UU), por sus contribuciones al conocimiento molecular desde dos líneas de investigación independientes y fundamentales, según señala un comunicado de la institución.
“El primero ha desvelado los secretos de los bloques básicos que conforman la naturaleza y sus interacciones (...) sus logros muestran la realidad a escala molecular, y el segundo ha desarrollado herramientas teóricas que contribuyen a analizar lo que ocurre cuando se ensamblan un gran número de esos bloques”, afirma el acta del jurado.
Richard N. Zare (Cleveland, Ohio, 1939), recibe el premio por haber introducido la fluorescencia inducida por láser, que se remonta a la década de los '70, y otras técnicas similares “para abordar cuestiones que abarcan desde la dinámica de las reacciones químicas hasta el análisis químico ultrasensible, llegando al límite de una única célula o moléculas sueltas”.
La utilización de la fluorescencia inducida por láser es un método de excitación de moléculas por medio de un láser emitido en una determinada longitud de onda. De esta forma, la molécula interacciona también con otras longitudes de onda y se pueden observar sus reacciones y estructura. El empleo de las denominadas “etiquetas de fluorescencia” permite analizar estructuras moleculares complejas, como el ADN.
El investigador ha señalado: “Lo que me produce una mayor satisfacción es contarle a los demás algo que les resulte lleno de significado. No hago ciencia solo para mí, sino para interactuar con otra gente. En este sentido, la ciencia es un empeño humanístico”.
La ciudad célula
Por su parte, el británico Michael E. Fisher (nacido en Trinidad y Tobago en 1931) ha realizado “contribuciones fundamentales para la mecánica estadística, y su trabajo ayuda a interpretar la gran diversidad de comportamientos de la materia en lo que respecta a las características de sus componentes atómicos o moleculares y las interacciones entre ellos”.
El trabajo de Fisher a lo largo de cinco décadas ha sido esencial para describir el “comportamiento en masa” de las moléculas, que se manifiesta en un sinfín de fenómenos, desde el magnetismo a la superconductividad, pasando por la biología. “Cada célula es como una pequeña ciudad fascinante”, afirma.
En esta ciudad-célula “puedes, por ejemplo, dedicarte a la política, y preocuparte por los transportes, o el suministro de agua”, señala el científico. “En biología pueden experimentos increíbles, como colgar una etiqueta a esa molécula y ver cómo es arrastrada por la célula. Pero ¿cómo se mueve? ¿Como lo hace la molécula? La teoría que necesitas para responder a esta cuestión es también mecánica estadística”.
Fisher también se ha sentido fascinado con la conversión de un estado de la materia en otro. “Cuando reúno muchas moléculas de agua, ¿por qué muchas se congelan? Y, más sorprendente aún, si las encierro en un recipiente y elevo la presión y la temperatura, llegará un momento en que la diferencia entre el vapor y el líquido desaparece; el agua se vuelve más densa, pero no hay interfase. ¿Por qué pasa esto? ¿Qué ocurre cerca de la frontera?”, se interroga el investigador.
Los Premios Fronteras del Conocimiento reconocen la investigación y creación cultural de excelencia, y están dotados con 3,2 millones de euros anuales. La categoría de Ciencias Básicas premia contribuciones en Física, Química o Matemáticas. En la edición inaugural de 2008 el galardón recayó en los autores de la primera descripción teórica de un ordenador cuántico, los físicos Ignacio Cirac y Peter Zoller.