Los investigadores del grupo Taller de Arqueología y Patrimonio de la Universidad de Santiago, Raquel Casal y Fernando Acuña, acaban de identificar nuevos yacimientos arqueológicos en Valga, hasta el momento desconocidos y situados en Agramar y en el Monasterio de Santa Comba de Rubio.
Los hallazgos, no integrados en el Inventario de Yacimientos Arqueológicos de Galicia, son fruto de la colaboración establecida con el Ayuntamiento para elaborar propuestas de actuación con el patrimonio de la zona. Raquel Casal advierte que en Valga “hace falta recuperar piezas para el conjunto de la sociedad” como la ara a Mercurio y la habilitación del petroglifo de Penouco de Campo Redondo, el castro de Cernadas o la Capilla de San Mamede de Martores.
Actuación en la Rocha Forte
El de Fernando Acuña y Raquel Casal es el equipo que, desde 2002, se encarga de las excavaciones arqueológicas en el castillo compostelano de la Rocha Forte, levantado por el arzobispo Juan Arias en el siglo XIII y derrumbado por los Irmandiños en el XV.
Durante estos seis años, descubrieron importantes restos arquitectónicos tanto en lo que se refiere al sistema defensivo -muralla, torres grandes, puerta de entrada- como a las estructuras interiores -escalinatas, muros divisorios y un pozo-. También encontraron un “interesante sistema de abastecimiento de aguas” procedente de la parte exterior de la fortaleza que desemboca en el río del Vilar.
En cuanto a los materiales recogidos en estas campañas, los investigadores destacan el “gran número” de elementos de decoración arquitectónica, cerámica de cocina de producción local, materiales metálicos como anillos o bisagras, apliques de muebles, de vestimenta o cerámica de mesa de importación levantina y andaluza, entre otros restos.
El profesor Acuña lamenta que estos trabajos fueran interrumpidos por “problemas ajenos” a los investigadores. En la actualidad, “para no abandonar la cuestión”, el equipo prepara un manual sobre los cinco años de trabajo en este yacimiento.
Pero sus investigaciones no terminan aquí. Este año publicaron en la revista Gallaecia los resultados del análisis a la que sometieron el Castro de Moral, en Fonsagrada. Aunque los datos aportados por esta actuación no permiten otorgarle una cronología concreta, Raquel Casal y Fernando Acuña indican que “poseería niveles de ocupación previos a la conquista romana” y “podría haber desempeñado durante esa época una función asociada a la producción minera”.
Otros miembros del grupo
En el grupo de investigación trabajan también Gerardo Pereira Menaut y Antonio Rodríguez Colmenero. Ambos estudian las ciudades romanas aunque Rodríguez Colmenero centra su línea científica en la urbe lucense y en la red viaria de la Gallaecia. Por su parte, Gerardo Pereira Menaut participó hace poco en la elaboración del libro Genética y Historia del Noroeste Peninsular que coordinó el director del Instituto de Medicina Legal de la USC, Ángel Carracedo.
Los fragmentos de Teodomiro de Iria Flavia, cuya existencia fue cuestionada hasta la segunda mitad del siglo XX, han sido verificados por un equipo internacional usando tecnologías avanzadas como el carbono 14. Este hallazgo resuelve la controversia científica, aunque no pone fin al debate religioso o político.
El descubrimiento realizado durante la campaña de excavación en una casa lujosa cercana al anfiteatro de Mérida refuerza la hipótesis de que hace al menos 18 siglos la domus pudo haber funcionado como una hospedería, similar a este tipo de alojamientos de la época en Pompeya.
