El estudio de la geomorfología es clave para obtener información sobre la evolución que ha experimentado un paisaje a los largo de miles de años, y también para conocer el impacto ambiental que genera una determinada actividad humana y los riesgos naturales que pueden producirse en un entorno.
Ramón Pellitero, investigador del Departamento de Geografía de la Universidad de Valladolid, pretende obtener esta información de la montaña palentina y además aplicar los resultados a la obtención de un método válido para el cálculo de la geodiversidad, es decir, el número y la variedad de elementos geológicos presentes en un lugar.
“La diversidad natural es la suma de la biodiversidad y de la geodiversidad, algo que hasta ahora no se sabe calcular”. Es en este campo donde reside la novedad de la tesis, puesto que a partir del estudio de la geomorfología de la montaña palentina se prevé el desarrollo de fórmulas con las que se pueda obtener la geodiversidad.
“Lo que hacemos es sumar factores que creemos que tienen importancia en la geodiversidad, por ejemplo la variedad de suelos, las formas de relieve, los depósitos o los procesos que hay activos, como las caídas de bloques o el hielo-deshielo”, apunta.
Posteriormente, estos parámetros se valoran en función de la extensión del área a estudiar. “De este modo sacamos la geodiversidad, es un método basado también en cálculos de biodiversidad, que son muy parecidos pero aplicados a especies de plantas y animales”, subraya.
18.000 años de evolución
La tesis se basa en el estudio del relieve de la montaña palentina para concluir cómo ha evolucionado el paisaje y el clima, entre otros aspectos, en los últimos 18.000 años, momento en que se produjo la última glaciación que afectó a la zona. Por ejemplo, la localización de glaciares rocosos (una masa de hielo y rocas que fluye lentamente ladera abajo) revela la existencia de temperaturas medias alrededor de menos cuatro grados en su momento de su formación. “Si consiguiésemos datarlo podríamos deducir las condiciones ambientales del área de estudio en dicho momento”, asegura el investigador.
Con los datos recogidos y la ayuda de un sistema de información geográfica, el experto realiza mapas geomorfológicos muy complejos que sirven, entre otros aspectos, para saber qué lugares son más importantes geomorfológicamente y deben protegerse. En la actualidad se proyecta la construcción de una estación de esquí y el trabajo será útil “para saber si afectará a lugares que tienen valor en cuanto a la historia natural o no”. En la misma línea, puede servir para conocer el impacto natural que tiene la instalación de parques eólicos.
Por otro lado, este tipo de trabajos pueden aplicarse a la prevención de riesgos naturales. “Este tipo de formas indican una alta inestabilidad en las laderas, que desaconseja cualquier actividad permanente en las mismas como la construcción de carreteras o edificios”, aclara.
Ramón Pellitero inició su tesis doctoral hace dos años y prevé su finalización en 2011, puesto que la gran extensión de la zona requiere mucha labor. “El trabajo de campo es muy extenso y la zona no es fácil de recorrer, hay muy pocas vías de comunicación y poca población”, reconoce el investigador, quien ya ha realizado otros estudios como el de riesgos de desprendimiento en la Calzada del Gigante, el espacio natural con mayor afluencia turística de Irlanda del Norte. Su trabajo forma parte del desarrollado por el Grupo de Investigación sobre la Montaña Cantábrica, que dirige el catedrático de geografía Física Enrique Serrano y que pretende abarcar el estudio geomorfológico de toda la zona.