Un estudio internacional revela que estas cepas poseen un gen que les permite replicarse en temperaturas elevadas, lo que aumenta su potencial pandémico.
Estos felinos no llegaron a Europa con los primeros agricultores del Próximo Oriente, como se pensaba. Lo hicieron desde el continente africano hace unos 2 000 años, siguiendo rutas comerciales y militares que facilitaron su rápida expansión.