Antes de la llegada a Marte de los rovers en la década de los 2000, la NASA ya había posado sus máquinas sobre el planeta rojo en varias ocasiones. El programa pionero se llamó Viking y consistió en dos misiones no tripuladas: Viking I y Viking II, que lograron con éxito los dos primeros aterrizajes americanos sobre Marte y el primer estudio biológico de sus materiales.
Cada misión poseía una sonda orbital diseñada para fotografiar la superficie marciana y actuar como intermediario de comunicaciones entre la Tierra y la sonda de aterrizaje, que se separaría de esta y se posaría sobre la superficie del planeta.
La Viking Lander I fue la segunda sonda espacial que aterrizó en Marte con éxito, el 20 de julio de 1976 –la primera fue la nave rusa Mars 3 en 1971, aunque se perdió la comunicación a los pocos segundos de posarse sobre el planeta–. El 3 de septiembre de 1976 haría lo propio la sonda Viking Lander II.
Fue la misión más cara y ambiciosa jamás enviada a Marte hasta la fecha, con un coste total aproximado de 1.000 millones de dólares de la época. Fue muy exitosa, y aportó la mayor parte de la información sobre Marte de la que se dispuso hasta finales de la década de 1990.
Fuente: Wikipedia