Madrid y Barcelona están separadas por 505 kilómetros, dos comunidades autónomas y algunos dirían que por muchas rivalidades. Sin embargo, estas dos ciudades están mejor comunicadas que la mayoría de los municipios colindantes. Cada 15 minutos, en hora punta, un avión despega del Prat con destino a Adolfo Suárez-Barajas y viceversa, sin reservas, ni colas, ni checks in.
El Puente aéreo Madrid-Barcelona de Iberia se inauguró el 4 de noviembre de 1974, con un vuelo desde Madrid hacia la Ciudad Condal, convirtiéndose en la ruta aérea más transitada de Europa con unos tres millones de pasajeros al año. El precio del billete era de 1.960 pesetas por trayecto.
Los vuelos están pensados principalmente para rutas de negocios y su precio, que en el año 2014 rondaba los 300 euros ida y vuelta, no ha dejado de bajar. Y en una hora y veinte minutos consiguen que Madrid y Barcelona sean ciudades vecinas.
Aunque la llegada del tren de alta velocidad y la crisis económica han tenido un efecto negativo en el corredor –con descensos en la frecuencia total de vuelos– el puente aéreo mantiene el tipo gracias a la fidelidad de sus clientes.