El vicerrector de Investigación de la UPM, Roberto Prieto, afirma que faltan incentivos que contribuyan a generar buenas patentes o fomentar la colaboración con el sector industrial. El responsable también lamenta que la destrucción de recursos humanos para investigación está provocando que algunos grupos emergentes estén desapareciendo o que muchos de nuestros investigadores busquen fuera de nuestro sistema su posibilidad de desarrollar su actividad.
La mayor parte de la investigación científica y tecnológica en España se realiza en las universidades. Esta labor se ve dificultada desde que estalló la crisis económica por reducciones presupuestarias y restricciones para renovar las plantillas. El vicerrector de Investigación de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), Roberto Prieto, defiende en esta entrevista la importancia de potenciar el sistema español de I+D+i para ayudar a la recuperación del país. También lamenta que no haya incentivos que contribuyan a la generación de “buenas patentes” o que fomenten la participación de la industria en proyectos.
Pese a que se admite que la I+D+i resulta fundamental para el progreso del país, los presupuestos destinados a esta materia han registrado un sustancial recorte desde que comenzó la crisis. ¿Falta visión de futuro?
Lo que faltan fundamentalmente son recursos económicos, y esto da lugar a necesarios recortes. Ahora bien, aun entendiendo la necesidad de disponer de menores recursos económicos y de hacer un uso mucho más eficiente de los existentes, es cierto que se están tomando medidas que no contemplan el daño que se hace a un sistema que ha costado mucho crear. En particular, la destrucción de recursos humanos para investigación está provocando que algunos grupos emergentes estén desapareciendo o que muchos de nuestros investigadores busquen fuera de nuestro sistema su posibilidad de desarrollar su actividad investigadora.
Además, las acciones que llevan a cabo las Administraciones para hacer un seguimiento del uso adecuado de los recursos públicos aportados a la investigación obligan a los investigadores a consumir horas en justificaciones, que en muchos casos no permiten aumentar la productividad del sistema, sino lo contrario. Entendiendo que es necesario y sano controlar el uso de los escasos recursos para evitar algún posible abuso, convendría evitars que los medios empleados para ello hagan frenar los objetivos, que deberían ser el aumento de la productividad investigadora para que la situación económica se recupere lo antes posible.
El Gobierno ha anunciado que el próximo año elevará hasta el 50% la tasa de reposición en las plantillas de las universidades públicas. ¿La medida despeja la amenaza sobre la renovación generacional de los investigadores?
Obviamente la medida es positiva y permitirá que las universidades puedan, según lo soporten sus presupuestos, diseñar más eficientemente sus plantillas docentes, investigadoras y de administración y servicios. Sin embargo, no debemos olvidar que una parte fundamental de los investigadores de las universidades está formada por personal investigador en formación y por doctores que colaboran en los grupos de investigación. Los programas de recursos humanos destinados a estos colectivos no están siendo fomentados en los últimos años.
Hay que tener en cuenta que la reducción drástica de las ayudas en programas de financiación estatal para investigación –en el año 2013 no existieron convocatorias resueltas– y la reducción de los recursos invertidos por las empresas en actividades de investigación han causado una destrucción de plantillas de investigadores que será difícil recuperar. En cualquier caso, la subida de la tasa de reposición es una medida positiva que ayudará a ir recuperando, poco a poco, la normalidad del sistema.
Las universidades españolas son responsables de más del 60% de la investigación que se desarrolla en nuestro país. Esta actividad, que genera conocimiento y sirve para formar a nuevos doctores, ¿puede ser también una vía para paliar sus necesidades financieras?
Se ha demostrado que los países que en situaciones económicas complejas han decidido apostar por los programas de investigación salen antes y más reforzados de esos periodos de crisis. Las universidades, especialmente en España, concentran la mayor parte de las capacidades de investigación, por lo que deberían tener un papel protagonista en el diseño de las medidas para la recuperación económica. Lo cierto es que esto no ha sido así, y que se han tomado fuertes medidas de recortes presupuestarios sobre las universidades que están obligando a tomar durísimas medidas para mantener la viabilidad económica, sin poder destinar ayudas a programas de investigación que contribuirían a la recuperación económica. A pesar de esto, debo decir que la actitud de nuestros investigadores está siendo ejemplar, colaborando en la captación de los escasos recursos mediante un mayor esfuerzo en la propuesta de proyectos.
España ocupa el décimo puesto mundial en volumen de artículos publicados, en consonancia con su posición como potencia económica. Sin embargo, cae muchos puestos en lo referente a su factor de impacto o el número de patentes. ¿Cómo explica esta anomalía?
Los sistemas suelen responder a las políticas que fomentan determinados comportamientos. En este sentido, hace años se decidió impulsar la generación de publicaciones científicas creando el sistema de sexenios de investigación, cuya valoración se basa fundamentalmente en el número de publicaciones indexadas. Este hecho contribuyó muy eficientemente al aumento de las publicaciones por parte de nuestros investigadores. Sin embargo, no se han logrado diseñar incentivos que contribuyan a la generación de buenas patentes o que fomenten la participación en proyectos de investigación en colaboración con el sector industrial. Aunque existen algunas medidas, como el sexenio tecnológico, que se ha visto poco eficiente por la complejidad en su valoración. En lo referente a la calidad de las publicaciones, estimada a través de su factor de impacto o el número de citas de las mismas, se están tomando ciertas medidas en la valoración de los sexenios que posiblemente vayan dando sus frutos progresivamente. En cualquier caso, la UPM presenta una tendencia creciente en el número y calidad de las publicaciones científicas a lo largo de los últimos años. En cuanto a las patentes, somos la universidad española que más tecnologías patenta cada año, lo que se traduce en el aumento de contratos de licencias que estamos materializando.
Para la ciencia y la tecnología también son fundamentales las vocaciones. ¿Despierta interés la investigación entre los jóvenes? ¿Cómo atraer y premiar el conocimiento y la excelencia?
Las vocaciones tecnológicas están sufriendo un preocupante descenso a nivel mundial, lo que contribuye al descenso de la demanda de los estudios de carreras tecnológicas como las impartidas en nuestra Universidad. En este sentido, no son pocas las instituciones que están llevando a cabo iniciativas orientadas al fomento de las vocaciones tecnológicas. En particular, la UPM está desarrollando un atractivo programa en colaboración con otras entidades y universidades. El caso de la investigación en sectores tecnológicos no queda aislado de esta situación, pero con el agravante que supone la drástica reducción de recursos económicos orientados a programas de investigación. La mejor forma de contribuir a promover las vocaciones tecnológicas, y en particular a fomentar la investigación, es mediante el ejemplo de casos de éxito y mostrando los resultados a los que dan lugar las invenciones que pueden surgir de las actividades de investigación. Obviamente, el aumento de los recursos para los programas de investigación contribuiría más rápidamente en el proceso, pero no tiene por qué ser el principal punto de motivación.
El fomento de la cultura científica había recibido un fuerte impulso antes de la crisis. ¿Son más conscientes ahora los investigadores de la importancia de que se impliquen en la divulgación de su trabajo?
Las unidades de cultura científica son un buen ejemplo de la destrucción que ha provocado la crisis económica. No son pocas las universidades que se han visto obligadas a prescindir de este importante servicio debido a la completa eliminación de programas de ayudas orientadas a estas unidades. Será muy difícil recuperar esta actividad, o al menos con la misma calidad. Pienso que el papel de las unidades de cultura científica es fundamental para colaborar en la recuperación de la actividad investigadora, así como en aspectos como el comentado anteriormente sobre el fomento de las vocaciones de investigación. Divulgar los resultados de nuestra actividad investigadora es absolutamente necesario para hacer llegar a la sociedad la importancia de mantener un buen sistema universitario de investigación. Esto, a su vez, facilita a las Administraciones dotar de ayudas a la investigación sin que sea necesario justificarlas como si se tratase de un uso poco eficiente de los recursos económicos. Los investigadores son conscientes de la importancia de dar a conocer sus resultados, tanto al resto de la comunidad científica como a la sociedad.
¿Funciona bien el binomio investigación-emprendimiento?
Es un binomio necesario, ya que lo natural es emprender empleando tecnologías generadas por las actividades de investigación. Sin embargo, es importante diferenciar las aptitudes de los buenos investigadores y las de los buenos emprendedores, que no tienen por qué coincidir en las mismas personas. Es por ello que la UPM dispone de un programa ejemplar para el fomento del emprendimiento que contribuye a incrementar el uso de nuestras tecnologías a través de ideas de negocio que permitan poner en manos de la sociedad los resultados de nuestra investigación. Este programa, entre otras cosas, proporciona formación sobre emprendimiento y pone en contacto a grupos de personas complementarias que permiten poner en marcha las empresas. En nuestra Universidad este binomio existe, y en la gran mayoría de los casos en que se produce lo hace con excelentes resultados. La UPM es la universidad española que ayuda a crear un mayor número de empresas anualmente. Asimismo, la tasa de supervivencia de las empresas creadas supera el 80%.