Los árboles también sufren el cambio climático. La temperatura es un factor fundamental para el crecimiento de una especie concreta, por lo que su incremento está cambiando la distribución de los tipos de bosques. Esto se puede ver en la provincia de León, donde el pino resinero, mejor adaptado a temperaturas altas, está desplazando al pino silvestre en zonas como Puebla de Lillo. Una exposición en la capital muestra estos días a los leoneses los tipos de bosque característicos de la Península Ibérica.
La exposición itinerante Semillas de los bosques del futuro, cedida al Ayuntamiento de León por el Centro Nacional de Eduación Ambiental (Ceneam), forma parte de una serie de tres exposiciones que, desde hoy y hasta el próximo 5 de junio, Día Mundial del Medio Ambiente, pretenden promover el cuidado de la naturaleza. Esta primera exposición (que permanece abierta hasta el 15 de mayo en el Auditorio) intenta concienciar a los ciudadanos de la importancia del bosque y la vegetación para absorber el CO2 de la atmósfera, el principal gas causante del efecto invernadero y la subida de la temperatura.
"En la Península Ibérica hay una gran diversidad de especies vegetales, muchas de ellas endémicas", ha explicado Andrés Calderón, técnico del Ayuntamiento de León. Según el experto, en León están representados dos de los cuatro tipos de bosques ibéricos: el Atlántico, que se da en mayores altitudes, con condiciones de humedad y bajas temperaturas y cuyos árboles característicos son hallas, coníferas y pino silvestre; y el Supramediterráneo, que aparece en altitudes más bajas, donde los inviernos no son tan duros y los veranos pueden ser muy calurosos, y cuyo árbol característico sería el roble y el pino resinero.
Fuego bacteriano y cambio climático
"Su nivel de conservación es bueno", dijo Calderón. En cuanto a las principales amenazas de los bosques leoneses el técnico municipal cita los incendios forestales, sobre todo en zonas como los Ancares y el Bierzo, incendios que, en su mayor parte, están asociados a actividades humanas como conseguir pasto para el ganado. "Hay una mala cultura del fuego", resume. Además, en los últimos años, la construcción de urbanizaciones también supone una amenaza, así como la aparición de enfermedades antes desconocidas como el fuego bacteriano, una plaga asociada a una bacteria que se desarrolla a temperaturas que rondan los 23ºC y que afecta a las plantas de la familia de las rosáceas, principalmente frutales como el peral o el manzano.
Según Calderón, "parace que la aparición de esta enfermedad tiene que ver con el cambio climático, que favorece la aparición de las bacterias que lo provocan y merma el sistema inmune de las plantas". Otro de los efectos del cambio climático es el desplazamiento de unas especies por otras que soportan mejor el aumento de temperaturas. "El bosque atlántico se ve cada vez más reducido, empujado por el supramediterráneo", declaró el experto. "Aunque hace falta todavía más tiempo para realizar estudios científicos completos, en León se pueden ver ya ejemplos concretos. En la zona de Puebla de Lillo, la entrada del pino resinero está desplazando al silvestre".
Conservar hayedos y robledales como bioindicadores
Según Andrés Calderón "hay muchos tipos de bosques para conservar en León". Sin embargo, entre sus predilectos están los halledos de Riaño y los robledales que están por debajo en altitud, "dos bosques con gran interés para su conservación porque son buenos bioindicadores de la salud del ecosistema".