Considerado uno de los grandes expertos en grafeno, Francisco Guinea, investigador del Instituto de Ciencias de Materiales del CSIC, piensa que hay “razones objetivas” para la expectación que ha levantado este nuevo material. Es tan versátil que podría tener aplicaciones en electrónica, aeronáutica e incluso medicina. “En países como China y Corea del Sur ya hay prototipos de tabletas flexibles que podrían comercializarse a corto plazo”, explica. El potencial del grafeno es tal que la Unión Europea ha financiado con 1.000 millones el proyecto Flagship Graphene, en cuyo consejo asesor está Guinea.
¿En qué consiste el FET Flagship?
Es una nueva iniciativa de la Unión Europea. Nunca se había financiado un proyecto de investigación con ese nivel de financiación y de tiempo: son 1.000 millones de euros durante 10 años. Han concedido dos proyectos, uno de ellos relativo al grafeno, que es en el que estoy incluido.
Dentro del proyecto, ¿hay una partida presupuestaria para nuestro país?
Sí. España ha quedado muy bien situada dentro del proyecto. Le corresponde en torno al 12% del total de la financiación, muy por encima del lugar que suele ocupar en proyectos europeos.
Es una buena noticia y más aún en el contexto actual.
Exacto. Para que una sociedad se desarrolle y mejoren las condiciones sociales la ciencia es fundamental, y esto va en ese sentido.
¿Qué aplicaciones puede tener el grafeno en el futuro?
Es un material muy versátil. Se le compara con el plástico porque sirve para muchas cosas. Ha sido una sorpresa enorme para el mundo de la ciencia y la investigación, porque ver una cosa tan singular, una lámina metálica muy fuerte, químicamente muy inerte, que se puede manipular muy bien... No había aparecido antes y seguramente no volverá a aparecer. Sirve para electrónica, para reforzar estructuras, hacer sensores...
¿También tendrá aplicaciones en el ámbito aeroespacial?
Sí. Se estaban usando ya fibras de carbono para reforzar las estructuras de los aviones y el grafeno mejora considerablemente las prestaciones de estas fibras de carbono.
¿Es cierto que en un futuro próximo se podrá aplicar el grafeno en la fabricación de tabletas y otros dispositivos que sean enrollables?
Sí. Ya hay prototipos de pantallas hechas con grafeno que tienen la ventaja de que serían muy flexibles, se podrían doblar. Eso ya está en proceso y empieza a haber prototipos casi comercializables.
¿Aquí o en otros países?
No. Eso lo están haciendo en China y en Corea.
¿Está realmente justificada la atención mediática que ha desatado el descubrimiento del grafeno? ¿Es realmente un hallazgo importante o hay algo de boom mediático?
Es algo que ha atraído a muchos científicos por las propiedades que tiene. En el mundo de la investigación no ha habido otra cosa similar en los últimos 30 o 40 años. Creo que en eso hay razones objetivas. Sin la menor duda es complicado que se descubra algo parecido.
¿Cómo se le puede explicar a la ciudadanía qué es lo que se hace en líneas generales en el Instituto de Ciencias de Materiales donde trabajas?
Es un instituto muy grande. Se hace sobre todo ciencia básica para entender las propiedades de los materiales. Hay físicos teóricos como yo, físicos experimentales, químicos... El foco principal es la ciencia básica: estudiar las propiedades que luego lleven a aplicaciones.
Uno de los escollos con los que se encuentran los científicos a la hora de explicar su trabajo es precisamente lo difícil que resulta que la sociedad entienda la importancia de la ciencia básica.
Es un problema relativo. Ya he dicho otras veces que en España los científicos somos como marcianos, y eso que no somos tan pocos, sino que ya hay una comunidad científica importante. En otros países son más parte de la vida cotidiana, salen en programas de televisión, en series, hay películas con personajes que son científicos... Aquí seguimos un poco al margen de la sociedad, a pesar de no ser un colectivo tan pequeño. De hecho ya tenemos cierta presencia dentro y fuera de España.
¿Cree que es frecuente la figura del investigador que vive muy encerrado en su trabajo y de algún modo de espaldas a la sociedad?
Ese es el estereotipo y tiene su punto de razón. Pero lo que quería decir es que además de estar por nuestra parte un poco al margen de la sociedad, somos muy ignorados por la sociedad y por los medios de comunicación en su conjunto, más que en otros países. De alguna forma se junta lo uno y lo otro y es bastante desastroso.
¿Y cómo se podría romper con esa especie de círculo vicioso?
Supongo que se acabará rompiendo. Ahora hay más gente interesada en estas cosas. Antes, cuando decía que era físico, me preguntaban si mi profesión tenía que ver con la educación física. Eso no me ha vuelto a pasar.
Según diferentes encuestas la sociedad española presenta un nivel inferior de cultura científica en comparación con otros países europeos. Sin embargo, la profesión de científico está muy bien valorada por la ciudadanía. ¿Cómo se explica esto?
Tenemos fama de menos egoístas y eso nos da cierto prestigio. En general, no nos dejamos vender por cuatro perras. Eso en estos tiempos te da un prestigio, el tener fama de honestos, de que buscamos la verdad sin comprometernos con otras cosas.
Pero simultáneamente se da ese déficit de cultura científica, ¿cuáles serían sus causas?
No hay tradición científica en España y lo que podríamos llamar la élite intelectual ha solido ignorar bastante la ciencia. Si nosotros no supiéramos contestar a la pregunta de quién fue Shakespeare o Calderón nos llamarían, y con razón, ignorantes. Pero hay mucha gente de humanidades que no tiene ni idea de para qué sirve la ciencia ni sabe hablar de quiénes son científicos y quiénes no, y son tan felices en su ignorancia.
En tu intervención en el acto Salvemos la ciencia organizado por Materia en septiembre afirmaste que hay una correlación muy clara entre el grado de desarrollo de una sociedad y lo que se invierte en ciencia...
Y no solo eso, hay también una correlación muy interesante entre la transparencia de una sociedad -cuando está todo a la vista y no hay chanchullos bajo cuerda- y el nivel de ciencia e investigación científica. Eso puede ser casualidad o puede que el tener una cierta tradición en ciencia te haga ser más sensible a estos temas, porque en la ciencia el fraude es castigado muy enérgicamente. En ese sentido sí puede que haya una relación más profunda. Apreciar la ciencia está muy en contra del fraude y los engaños en general.
¿En qué medida deben asumir los científicos el papel de divulgadores de la ciencia? ¿O quizá deban ser otros profesionales los encargados de asumir esta tarea?
Cuanta más gente, mejor. Debería ser una tarea compartida, pero desde luego es una obligación del científico, porque al fin y al cabo nos debemos a la sociedad, que es la que financia nuestras actividades. Tenemos que saber explicar lo que hacemos y demostrar que sirve para algo.
¿Todos los científicos pueden explicar la ciencia y toda la ciencia puede ser explicada?
La ciencia es una actividad humana y es explicable. Cuanto mejor es el científico, mejor lo suele explicar. No todos los científicos son igual de buenos contando lo que hacen, pero eso pasa en cualquier profesión. Creo que se debería poder explicar todo a un cierto nivel, en función de la audiencia, con más o menos detalles.
Algunos de tus colegas se quejan de lo infravalorada que está la actividad de divulgar, ¿qué opina?
Depende. Sí puede que esté un poco infravalorada porque hay gente muy arrogante que se cree la más lista y para la que todo lo demás no cuenta. Pero eso también pasa en otras actividades. Yo creo que debería estar bien valorada; hay divulgadores científicos en España y fuera de España de mucho nivel. Es verdad que podría generalizarse más y hacerse un mayor esfuerzo en ese sentido.
Sobre todo los investigadores más jóvenes lamentan que la implicación en actividades divulgación no cuente más como mérito para el currículum. ¿Cuál es su opinión?
Esta actividad es más difícil de valorar. Es más sencillo distinguir lo que se ha hecho bien o mal en la actividad investigadora. En la divulgación resulta más complejo, aunque sí creo que es un mérito como otro cualquiera y que debería valorarse.
¿Cómo se puede explicar a la sociedad que es beneficioso saber más de ciencia? ¿Cree que repercute positivamente en la vida cotidiana?
Sin lugar a dudas. El que esté bien informado de las cuestiones científicas tiene más criterios para juzgar muchas cosas: hasta qué punto un problema de contaminación es grave, cuándo te están timando al aplicarte un descuento que no lo es tanto... Una cierta cultura en ciencias es muy útil.
En el acto de Salvemos la ciencia también hizo autocrítica al hablar de la endogamia que se observa en los centros de investigación, ¿esto se puede generalizar?
Es absolutamente general. En España es un gran problema que no está resuelto. Dije y repito que en los sitios punteros de investigación en el extranjero las sociedades que los acogen se quejan a veces de que hay demasiados extranjeros. Aquí no es que no haya demasiados, es que son todos de la casa. Desde pequeños se han criado ahí, no hay movilidad laboral y el que entra en un grupo de investigación parece que tiene derecho a quedarse ahí de por vida, mientras que gente de mucho más nivel tiene que irse a otro lado o emigrar. El problema de la endogamia en España es muy serio.
¿Y cómo se puede resolver esto? ¿Se pueden atribuir responsabilidades?
La gente que tiene responsabilidad, sobre todo a nivel intermedio, son los que están favoreciendo esto de forma muy abierta. Se favorece creando perfiles muy sesgados a favor de candidatos de la casa, por ejemplo. Son responsabilidades clarísimas de gente que lo hace a sabiendas y ni siquiera con mala conciencia, porque creen que lo bueno es apoyar al de la casa y a los demás, que les zurzan.
A pesar de la mala coyuntura actual, ¿se puede mirar con algo de optimismo a la ciencia y verla como una ventana hacia el futuro?
Ahora mismo hay un problema muy serio. Siempre digo que las crisis se pueden aprovechar para hacer cosas, para reformar las estructuras, y esta, en mi opinión, no se está aprovechando en el ámbito de la investigación para hacer reformas imprescindibles. Eso me parece lamentable. Ahora bien, también creo que como somos un país desarrollado y cada vez mejor educado, la ciencia y la investigación irán a más y con el tiempo acabaremos superando los problemas que tenemos. Pero repito, por ahora la crisis no está sirviendo para hacer reformas que son imprescindibles.
¿Cuáles serían esas reformas?
Hay cambios muy obvios que no se hacen. Por ejemplo, mejorar el sistema de contratación temporal en muchas instituciones, especialmente en el CSIC, homologándolo con el que existe en otros países europeos; abrir a candidatos externos las plazas de cualquier centro donde se haga investigación científica; o fomentar más la competitividad de los investigadores de plantilla.
¿Resulta complicado compaginar la carrera científica con la vida personal?
Es complicado porque es una actividad internacional, que requiere viajar, y necesitas tener apoyo familiar. Cada vez hay más ayudas y más sensibilidad en torno a este tema, pero es un problema considerable.