Szászdi coordinó el reciente Simposio Internacional de Historia Comunera en Villalar de los comuneros (Valladolid), un lugar importante dentro de la historia de este movimiento popular, ya que allí, el 23 de abril de 1521 las tropas imperiales masacraron a las comuneras, decapitando a sus líderes.
¿Qué consecuencias han tenido la guerra de las comunidades de 1520 y los levantamientos de 1521 en la Castilla y León de hoy?
En Castilla y León no existe conciencia clara colectiva del grave impacto que tuvo la represión contra los comuneros a raíz de su derrota en Villalar. Para Castilla la Vieja, que coincide con la autonomía de Castilla y León, significó una sumisión ciega al poder por sus gentes. Otro tanto se puede decir de Castilla-La Mancha, donde Toledo se alzó como último reducto de resistencia a los imperiales. Si bien desde el Ordenamiento de Alcalá se veía el rumbo que la Corona quería dar a la forma de gobernar vasallos de Castilla, el absolutismo introducido por Carlos de Gante fue particularmente ofensivo para los castellanos, que vieron cómo las leyes del reino eran pisoteadas para beneficiar a los nobles extranjeros del séquito real. La región castellana quedó desplazada y orientada hacia Madrid en un proceso de centralización política y económica. Hoy el recuerdo de los comuneros se reduce a un recuerdo histórico romántico que muchas veces no corresponde con la realidad histórica.
Usted estudió las dificultades de los comuneros para adaptarse al ‘nuevo mundo’, ¿cuál es su punto de vista?
Uno de los efectos de la victoria imperial fue el premio a la nobleza castellana. Un claro ejemplo es el de la familia Fonseca: Antonio era señor de Coca y Alaejos, su hermano Juan Rodríguez de Fonseca era Obispo de Burgos, ambos del Consejo Real. Juan mantenía el control sobre la Casa de la Contratación de las Indias casi desde su fundación en 1503. Mantenía igualmente una inmejorable relación con los mercaderes laneros de Burgos. Su hermano Antonio fue el responsable de la quema de Medina del Campo en las Comunidades, razón por la que los comuneros atentaron contra las propiedades del Obispo. Juan Rodríguez de Fonseca odiaba a los revoltosos comuneros y lo último que permitiría era su pasaje para Indias. Cuando Hernán Cortés quiso rebelarse contra la autoridad real del Gobernador de Cuba Diego Velázquez de Cuellar, Fonseca se enfrentó contra él por basar su poder en su apoyo por la comunidad de Veracruz. Es decir, el poder municipal se declaraba superior a la autoridad, que basaba su poder en el nombramiento regio.
Fue esta misma tradición municipal la que llevaría en el nuevo mundo a levantarse en Juntas cuando Napoleón secuestró a la familia real española. A pesar de la vigilancia de quienes pasaban al Nuevo Mundo, los Fonseca no pudieron evitar que la fuerte tradición municipal pasara en el inconsciente popular de los pasajeros a Indias. Hay que resaltar que el movimiento comunero fue esencialmente urbano, formado por hidalgos, comerciantes y artesanos y por universitarios. Su recuerdo en América debía de estar presente en las grandes rebeliones del XVI.
Los comuneros son recordados por su lucha contra el absolutismo, ¿su ejemplo ha sido utilizado a lo largo de la historia moderna?
Sólo fueron recordados en el siglo XIX, sacándolos de contexto porque aunque lucharon contra el absolutismo, ni eran liberales ni revolucionarios. Curiosamente es la burguesía liberal quien en el siglo XIX y comienzos del XX recordó a las comunidades por su lucha por la libertad. Sobre esto ahonda el trabajo del historiador Javier Andrés Santos. Cada época ha querido hacer su propia interpretación de los hechos derivados de las Cortes de 1520. Ya a comienzos del XIX los liberales vieron en los comuneros sus héroes patrios. Su recuerdo fue un fenómeno burgués. Y fue durante la dictadura de Primo de Rivera cuando el municipio de Villalar recibió el calificativo "de los Comuneros". También entonces se alzó el monumento a Juan Bravo en Segovia. En los años ‘70 los comuneros representaban la Castilla que quiso ser, pero fue condenada a su postración actual. Se les vio como revolucionarios contra la tiranía.
¿Los expertos extranjeros que acudieron al último congreso de historia comunera mantienen una postura común sobre su exilio?
Manuela Mendonça, Presidenta de la Academia Portuguesa de Historia, señala la protección de la Corona portuguesa hacia los comuneros huidos a Portugal, especialmente a María Pacheco, involucrando en la dicha protección de la refugiada a la propia Reina, hermana de Carlos V,
El mexicano especialista en Historia del Derecho Indiano Jaime del Arenal Fenochio, actual agregado cultural de la Embajada de México en Madrid, subraya el hilo conductor ideológico entre los comuneros y las ya referidas primeras juntas independentistas en América Latina. Ese vínculo era la creencia de que, ante un vacío de poder, la soberanía se encontraba en el poder municipal. Los comuneros, como al principio los criollos americanos, luchaban no contra la monarquía, sino contra la tiranía y la injusticia.
Peor entre los especialistas hay una postura común que se acerca más a la de Joseph Pérez: es difícil calificar la Revolución Comunera como la primera revolución "moderna". David Torres, catedrático de la Universidad de Valladolid, dice que los comuneros eran hombres de su tiempo con una formación tradicional castellana.
¿Por qué cree que es importante recordar hoy estas revueltas?
La Revolución Comunera es fuente de inspiración para todos los pueblos que aman la justicia y el respeto a la ley, en circunstancias muchas veces trágicas de ocupación militar y de gobiernos corruptos y tiránicos. Guardando las distancias, nos hacen recordar el espíritu de la Revolución Húngara del ‘56 y de la Primavera de Praga del ‘68. Para los que hablamos la lengua castellana los comuneros representan el derecho de un pueblo a recuperar su soberanía ante el abuso de los poderosos y de gobiernos títeres corruptos, sin necesidad de alejarse de la tradición jurídica e histórica de los pueblos hispanos. El derecho a resistir y a proteger la comunidad no sólo se encuentra en Santo Tomás de Aquino, sino también en la llamada Escuela de Salamanca. Esa sed por la justicia y el buen gobierno -tan castellanas- también se encuentra en la historia de los pueblos de América Latina.
Cronología
1492: Cristóbal Colón, en su primer viaje financiado por los Reyes Católicos, llega el 12 de octubre a la isla de Guanahani, rebautizada como San Salvador.
1504: Muere en Medina del Campo (Valladolid) la reina Isabel I de Castilla.
1516: Muere en Madrigalejo (Cáceres) el rey Fernando II de Aragón. Deja escrito en su testamento que su nieto, el futuro Carlos I, sea nombrado Gobernador y Administrador de los Reinos de Castilla y León (Juana, la hija de los reyes Católicos estaba incapacitada por su enfermedad).
1518: El rey Carlos I llega a Valladolid. Con apenas 18 años, casi no maneja el castellano y forma su Corte a base de miembros traídos de Flandes, lo que genera inquietud en las clases nobles.
1520: En las Cortes de Santiago de Compostela, Carlos I demanda unas altas cargas fiscales para financiar su elección como emperador en Alemania. Esto provoca las primeras revueltas coordinadas y organizadas en comunidades, que abogan por la instauración de Juana, madre de Carlos, como reina.
1521: Las tropas imperiales derrotan a las comuneras en la batalla de Villalar (Valladolid). Sus líderes, Juan Bravo, Francisco Padilla y Francisco Maldonado fueron decapitados.
1522: Los últimos miembros del ejército comunero, que resistían en Toledo, se acaban disolviendo definitivamente. Tras eliminar a más de 100 “comuneros” (incluidos Pedro Maldonado y el Obispo Acuña), Carlos I firma el 1 de noviembre una Amnistía General contra 293 personas relacionadas con la sublevación.
1537: Se produce la primera revolución comunera del Paraguay. Tras la muerte del Primer Adelantado del Río de la Plata, la corona envió a Alvar Núñez Cabeza de Vaca para sustituirlo, pero éste fue depuesto y enviado de vuelta a España en el barco “Comuneros”. Su sustituto fue elegido por decisión popular.
1650: Siguiendo el ejemplo de los emancipados, Fray Bernardino de Cárdenas se enfrenta a la Compañía de Jesús con un ejército de Indios y es expulsado de las misiones.
1717: Segunda revolución comunera. La población de Asunción (Paraguay) reclama la ilegalidad del mandato del gobernador Reyes Balmaseda. Dirigida por José de Antequera, la revuelta llegó a protestar ante el Virreinato. Antequera fue condenado a muerte y la revolución fue aplastada definitivamente en 1738.