El cerebro fija los recuerdos mientras duerme

Los sonidos pueden introducirse en el sueño profundo y hacer que los recuerdos asociados sean más claros al despertar. Así lo indica un nuevo estudio, realizado por investigadores de la Universidad de Northwestern (EE UU) y publicada esta semana en Science, que muestra cómo la mente no se desconecta mientra duerme, sino que utiliza ese tiempo para la fijación de recuerdos.

El cerebro fija los recuerdos mientras duerme
Las personas podrían procesar mientras duermen cualquier cosa que haya sucedido durante el día. Foto: Liz Kasameyer.

“Aunque los participantes no eran conscientes de los sonidos mientras dormían, dichos sonidos empleados durante la cabezada eran recordatorios del aprendizaje espacial temprano”, explica John Rudoy, autor principal del estudio e investigador en la Northwestern. Es más, “al despertar, las pruebas de memoria mostraron que los recuerdos espaciales habían cambiado”.

Los participantes eran más precisos arrastrando un objeto hasta la ubicación correcta en una pantalla de ordenador en el caso de las 25 imágenes cuyos correspondientes sonidos se habían empleado durante el sueño (como una explosión amortiguada para una fotografía de dinamita) que en el de otros 25 objetos emparejados.

Lo más revelante de esta investigación, publicada en el último número de la revista Science, es que ha demostrado que los sonidos pueden introducirse en el sueño profundo y usarse para orientar la búsqueda de información específica, estimulando la fijación de los recuerdos de las personas en una u otra dirección.

“Mientras están dormidas, las personas podrían procesar cualquier cosa que haya sucedido durante el día”, apunta Ken Paller, otro de los autores del estudio. “Nosotros elegimos los recuerdos que activarían los voluntarios, orientándoles para que buscasen algunas de las ubicaciones que habían aprendido una hora antes. El sueño profundo es realmente un tiempo clave para el procesamiento de los recuerdos”.

Antes de dar sus cabezadas, a los 12 participantes en el estudio se les enseñó a relacionar cada una de las 50 imágenes con una ubicación aleatoria en una pantalla de ordenador. Cada objeto, como una copa de vino hecha añicos, se emparejaba con su correspondiente sonido, como el del cristal al romperse, emitido por un altavoz.

Las ubicaciones se aprendían repitiendo los ensayos hasta que los participantes eran lo bastante buenos colocando todos los objetos en los lugares asignados.

Aproximadamente 45 minutos después, cada participante se echaba en una habitación silenciosa y oscura. Los electrodos unidos a su cuero cabelludo medían su actividad cerebral, e indicaban cuándo estaban dormidos. Los sonidos se emitían durante el sueño sin despertar a nadie.

Cuando se les preguntaba después, ninguno de los participantes pensaba que se hubiesen escuchado sonidos durante las cabezadas. Sin embargo, las pruebas de memoria mostraban que la colocación de los objetos era más precisa en el caso de aquellos estimulados por los sonidos relacionados durante el sueño que en el de quienes no habían recibido dicho estímulo.

Este experimento deja la puerta abierta a muchas preguntas. “¿Obtendrían mejores resultados los estudiantes en los exámenes si el estudio del día fuese acompañado de sonidos para el sueño? ¿Podría un bebé aprender un primer idioma más deprisa si recibiese estímulos durante las siestas o la noche?”, se cuestiona Paller, quien insiste en que “aún queda mucho por hacer para determinar si los resultados de la nueva investigación pueden trasladarse a estos y otros contextos”.

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Referencia bibliográfica:
John Rudoy, Ken Paller, Joel L. Voss y Carmen E. Westerberg. “Strengthening Individual Memories by Reactivating Them During Sleep”. Science, 20 de noviembre de 2009.

Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons
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