El artículo se publica en ‘Ecography’

El búho se queda en casa

Una vez fuera del huevo, alimentadas y protegidas por sus madres, las aves abandonan el nido. Pero no echan a volar sin rumbo, sino que escogen un lugar adecuado para asentarse. En el caso del búho real (Bubo bubo), las crías eligen su lugar de asentamiento en función del de su nacimiento.

El búho se queda en casa
Los búhos reales (Bubo bubo) se asentientan en lugares cercanos a los de su nacimiento. Imagen: CSIC.

El artículo, publicado en la revista Ecography, revela que los ejemplares de búho real (Bubo bubo) nacidos en el mismo nido tienden a dispersarse en la misma dirección y seleccionar lugares de asentamiento más cercanos. El resultado se ha comprobado entre ejemplares nacidos de la misma nidada y entre los que se han criado en el mismo nido en épocas diferentes y que podrían estar “potencialmente” emparentados.

“La ubicación del nido tiene un efecto en los sucesivos movimientos de las crías cuando empiezan a dispersarse”, explica Vincenzo Penteriani, responsable del trabajo e investigador en la Estación Biológica de Doñana (CSIC).

Según los resultados, la distancia media entre los distintos lugares de asentamiento seleccionados por ejemplares emparentados –nacidos en el mismo nido pero en años diferentes– es de 5 km.

Sin embargo, para los ejemplares no relacionados nacidos el mismo año esta distancia asciende hasta los 7,5 km. “Los individuos nacidos en el mismo nido empiezan la dispersión en fechas similares y frecuentan los mismos lugares año tras año”, añade Penteriani.

Según los científicos, este fenómeno puede estar relacionado con las incursiones en territorio desconocido que las crías hacen con sus madres antes de abandonar el nido de forma definitiva. Así, las aves tenderían a independizarse hacia áreas donde ya han tenido experiencias previas.

Para llegar a estas conclusiones, el equipo de investigación siguió a 72 búhos reales de 14 nidos diferentes localizados en Sierra Morena (Sevilla) entre 2003 y 2007.

Un elemento clave para la conservación

Para Penteriani, “los individuos no se dispersan al azar”. “La posibilidad que el lugar de nacimiento de un individuo pueda determinar a priori sus movimientos a lo largo de la dispersión y, de alguna forma, su destino final, puede tener consecuencias muy importantes a nivel de población”, explica el investigador.

Esta ausencia de libre albedrío se convierte en una herramienta clave en conservación a través de los proyectos de reintroducción de especies en peligro de extinción. “Hay que tener mucho cuidado en la localización de los sitios donde los ejemplares reintroducidos son criados, ya que estas zonas actúan como nido de origen que predeterminaría su dirección a la hora de dispersarse”, comenta el experto.

La reutilización del mismo emplazamiento provocaría que “diferentes generaciones de individuos criados en los mismos sitios terminen frecuentando los mismo lugares, sesgando así la distribución espacial de los individuos”, añade.

La solución sería seleccionar sitios de cría distribuidos de forma heterogénea en el espacio para asegurar una distribución territorial “más amplia y homogénea” de los ejemplares sujetos a los programas de cría en cautividad y puesta en libertad.

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Referencia bibliográfica:

Vincenzo Penteriani; M. M. Delgado. “Birthplace-dependent dispersal: are directions of natal dispersal determined a priori?” Ecography. DOI: 10.1111/J.1600-0587.2010.6773.x

Fuente: CSIC
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