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La inteligencia abre sendas a la evolución

Las interpretaciones de Darwin continúan enfrentando a los científicos 150 años después de la publicación de El origen de las especies, donde expuso su teoría de la selección natural. Y es que la comunidad científica está dividida entre dos interpretaciones actuales y radicalmente opuestas sobre el papel de la inteligencia en la evolución. Investigadores asturianos analizan la tormenta de saber entre los dos legados del naturalista inglés.

José Carlos Sánchez
José Carlos Sánchez. Imagen cedida por el investigador.

Las discrepancias entre las dos corrientes no consisten en negar o aceptar el conjunto de la teoría de Darwin, tal y como él la planteó. Para muchos psicólogos e incluso biólogos, la pregunta es, más bien: ¿Influye el uso de la inteligencia y el aprendizaje en los genes que terminan por imponerse y, por tanto, en la evolución de las especies? Investigadores de la Facultad de Psicología de la Universidad de Oviedo han analizado estos días la polémica en el XXII Simposio de la Sociedad Española de Historia de la Psicología. A un lado de la línea divisoria se sitúa la tendencia convencional y más aceptada: el neodarwinismo y la Psicología Evolucionista. Y justo al otro lado se posiciona el Constructivismo.

¿Un programa guía el comportamiento?
“El neodarwinismo trató de barrer la inteligencia de la evolución y reducirla en lo posible a instinto o, como mucho, a algo como un programa de aprendizaje genéticamente controlado” explica José Carlos Sánchez, profesor del Departamento de Psicología de la Universidad de Oviedo y organizador del Simposio. Entonces, la mente humana sería el resultado de variaciones aleatorias que habrían sido seleccionadas a lo largo de la evolución.

Se trata de una corriente que ha sido muy fértil en investigación experimental, pero que tiene limitaciones. “Básicamente, carece de una verdadera teoría de cómo un animal realiza adaptaciones no previstas en la herencia, que es lo que los animales hacemos continuamente. Carece de una teoría del origen de la innovación”, indica José Carlos Sánchez.

Construcción de genes
La otra teoría “combatiente”, que también bebe del planteamiento de Darwin, es el Constructivismo. En palabras del profesor de Psicología, “esta corriente considera que ningún programa ya dado es suficiente, y que, a través de la acción y la experiencia, nos vamos haciendo nuestros propios programas, incluyendo nuestras conexiones neurales, y especifica cómo las innovaciones fruto de la experiencia y la inteligencia influyen en el desarrollo de las especies”.

Un posible caso de cómo la adaptación a través de la inteligencia puede establecer la dirección de la evolución en algunos casos lo ofrece un tipo de pájaro: los herrerillos ingleses, que aprendieron a abrir botellas de leche y a alimentarse de la nata superficial. Y es que las innovaciones que no dicta la herencia pueden estabilizarse y propagarse generación tras generación hasta establecer nuevas formas de vida (entre los herrerillos, un millón de individuos llegaron a dominar la técnica). ¿Cómo se traduce esa nueva respuesta, fruto del aprendizaje, en nuevos genes? “Las variaciones que puedan ser usadas provechosamente para los nuevos modos de vida aportarán alguna ventaja adicional y serán seleccionadas. En el caso de los herrerillos, parece que hay indicios de transformaciones en el sistema digestivo”, señala José Carlos Sánchez.

Estas ideas están recogidas de forma teórica en el llamado “Efecto Baldwin” o Teoría de la Selección Orgánica, expone José Carlos Sánchez antes de destacar que durante los cien años que han pasado desde el nacimiento de esta corriente, “los biólogos nunca la han despreciado del todo, y hoy está despertando cada vez más interés. No hay que olvidar que muchas grandes conquistas evolutivas comienzan así, con cambios de hábitat o cambios de hábitos alimentarios”.

En cuanto a cómo se resolverá esta encrucijada científica, José Carlos Sánchez no se aventura a hacer profecías, y señala: “No tiene sentido la pretensión de eliminar los procesos psicológico-genéticos que resultan clave. Si uno los suprime, no entiende una palabra de cómo los seres humanos generamos por ejemplo conocimiento y ciencia. Quienes postulan que la vida es sólo molécula, nos piden un acto de fe, aunque lo vistan con bata blanca”. Teniendo en cuenta que los dos legados de Darwin tienden a eliminarse mutuamente, no sólo están en juego dos modelos de psicología y evolución, sino también dos concepciones de ciencia y conocimiento.

Fuente: FICYT
Derechos: Creative Commons

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