Investigadores de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) junto con el Servicio de Anatomía Patológica y Urología del Hospital Clínico de Barcelona y la Universidad de Barcelona revelan que Sancho de Castilla, vástago ilegítimo del rey Pedro I de Castilla (1350-1369), no murió envenenado sino por una neumonía.
El pasado día 10 de diciembre se presentó al público la restauración de las bóvedas del monasterio de Santo Domingo el Real de Toledo. Este convento alberga los restos mortales de don Sancho de Castilla y Sandoval (1363 – 1371).
De entre la larga prole de vástagos ilegítimos del rey Pedro I de Castilla, la figura de don Sancho ha despertado desde hace años un destacado interés en los investigadores de las más diversas áreas científicas. Su biografía, envuelta en las trágicas circunstancias del complejo momento político que le tocó vivir, ha sido recientemente reconstruida por Francisco de Paula Cañas Gálvez, profesor del Departamento de Historia Medieval de la Universidad Complutense de Madrid.
La labor de investigación realizada por Cañas a través de la consulta de documentación de archivo, en su mayor parte inédita, le llevó a replantearse las verdaderas causas de la muerte de don Sancho. Todos los indicios proporcionados por dicha documentación apuntaban a que la muerte del joven Sancho podría haberse producido por causas naturales y no por la administración de algún tipo de veneno como tradicionalmente se había pensado.
Para confirmar esta hipótesis era necesario realizar un análisis paleopatológico de los restos de don Sancho, conservados en un excelente estado de momificación en el monasterio de Santo Domingo el Real de Toledo.
El primer paso dado por el equipo médico del Hospital Clínico de Barcelona y la Universidad de Barcelona, integrado por Agustín Franco y Jordi Esteban y dirigido por Pedro Luis Fernández, consistió en realizar una inspección externa del cuerpo sin desvestirlo de los dos hábitos dominicos que se le pusieron -el primero, tras su fallecimiento y, el segundo, posteriormente, en 1913-, con el fin de evitar cualquier daño en dichos restos. Las partes visibles eran la cabeza y los huesos desarticulados de piernas y brazos.
Para el estudio endoscópico se usó un uretrocistoscopio flexible y unas pinzas de biopsia con las que se pudieron extraer muestras de ambos pulmones, pleura, nervio óptico, hueso del tarso, cabellos y piel.
La verdadera causa de la muerte
Los resultados científicos del análisis coinciden con los datos biográficos conocidos de don Sancho y confirman las causas naturales de su prematuro fallecimiento. En este sentido es llamativo el volumen de los dos pulmones, en especial el derecho, muy superiores a lo que se podría esperar de un cadáver momificado hace siglos.
Los restos de pigmento antracótico en ambos pulmones podría deberse a una exposición prolongada del sujeto al humo, seguramente de una chimenea, en alguna de las estancias del palacio real de Toro donde pasó sus últimos días. Ello induce a pensar que don Sancho debió de morir durante los meses otoñales o invernales de 1371, recién cumplidos los ocho años, una edad que también confirma este estudio.
Además, la presencia de fibrina, hematíes y macrófagos alveolares con hemosiderina y la ausencia de restos tóxicos metálicos como arsénico, plomo o mercurio, los más frecuentes en los venenos de la época, confirman que la muerte del joven se debió muy probablemente a una neumonía.
Referencias bibliográficas:
CAÑAS GÁLVEZ, Francisco de Paula: Colección Diplomática de Santo Domingo el Real de Toledo. 1 Documentos Reales (1249-1473), Sílex Ediciones, Madrid, 2010.
CAÑAS GÁLVEZ, Francisco de Paula: “Don Sancho de Castilla (1363-1371): Apuntes biográficos de un hijo ilegítimo de Pedro I”, en Homenaje al Prof. D. José Ángel García de Cortázar, Catedrático de Historia Medieval de la Universidad de Cantabria (en prensa).