Dos estudios aseguran que la predilección humana por mandatarios más grandes deriva de su historia violenta. Este rasgo, que da mayor probabilidad de victoria política a los de mayor estatura, se mantiene en distintas civilizaciones antiguas y también se manifiesta actualmente.
La elección de candidatos físicamente imponentes puede ser un comportamiento desarrollado para asegurar la supervivencia. A esta conclusión han llegado los investigadores de la Universidad Tecnológica de Texas (TTU), al comprobar que esta pauta se mantiene constante tanto en la bibliografía antigua observada como en los análisis psicológicos actuales.
Los datos históricos constatan esta teoría del predominio de dirigentes ‘grandes’. Y aun hoy en día, cuando esta distinción no tiene sentido, se sigue reflejando. "Algunos instintos adquiridos en el proceso evolutivo siguen manifestándose en la vida moderna, aunque sean irracionales”, dice Gregg R. Murray coautor del estudio e investigador de la TTU. "Como el miedo a las serpientes, derivado de cuando este animal era una amenaza habitual, o el gusto por comidas grasientas y poco saludables, proveniente de cuando la ingesta de calorías era incierta. En la política también existen estos resquicios”.
Los autores analizaron en dos estudios las actitudes individuales con respecto a la asociación entre estatura física y liderazgo político. Las conclusiones principales extraídas fueron, del primer examen, que las personas prefieren líderes más grandes, y del segundo, que los hombres con mayor altura son los que más se ven a sí mismos como dirigentes.
Combinando los resultados obtenidos experimentalmente con la literatura consultada, los autores aportan una base teórica para este fenómeno. "Los factores culturales o ambientales no bastan para explicar el origen de la preferencia por líderes más altos, observable en sociedades de lo más variadas, desde los antiguos mayas a los griegos preclásicos y las civilizaciones modernas”, argumenta David Schmitz, también responsable de la investigación de la TTU. “Refleja una característica evolutiva, independiente de todas las condiciones culturales”.
Predominio histórico de los altos
Para evaluar estas conductas, los autores realizaron una serie de preguntas a 467 estudiantes de universidades, tanto públicas como privadas, de EE UU. Les pidieron que dibujaran la imagen que ellos tenían de un ‘ciudadano corriente’ y de un ‘líder nacional ideal’. El 64% retrató al dirigente con una mayor estatura.
En la segunda parte examinaron la valoración que los jóvenes tenían de sus propios atributos como líderes, mediante un cuestionario. Los resultados mostraron una asociación entre la altura y la percepción de la propia capacidad de liderazgo, que deriva en un mayor interés en desarrollar una carrera política.
Previamente, los autores perfilaron la idea de ‘gran hombre’ en las sociedades antiguas. También contemplaron el impacto de la fuerza física en el rango y el estatus dentro del reino animal.
El estudio proviene de una curiosidad que intrigó a los autores y que decidieron estudiar. En EE UU hay una tendencia que presagia más probabilidad de victoria al más alto, basándose en que en el 58% de los casos, desde 1789 hasta 2008, ganó el candidato a la presidencia de mayor estatura.
Referencia bibliográfica
Murray. G, Schmitz. J. D, “Caveman Politics: Evolutionary Leadership Preferences and Physical Stature,” Social Science Quarterly, Wiley-Blackwell, octubre 2011, DOI: 10.1111/j.1540-6237.2011.00815.x
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