Entre 1978 y 2002 la proporción de mujeres activas en el mercado laboral español pasó del 20,7% al 41,1%. Sin embargo, este hecho no se ha traducido en un aumento equivalente en la proporción de hombres que participan en las tareas del hogar. El 55% de las mujeres que forman parte de una pareja heterosexual en la que ambos miembros trabajan sigue realizando todas las tareas del hogar. Además, el 33% de los hombres de esas parejas no hace nada en casa.
“Las mujeres más jóvenes siguen teniendo mayor carga de trabajo no remunerado que los hombres, aunque en menor proporción que las mujeres de mayor edad. Lo mismo ocurre con la educación. Cuanto menos nivel de formación, más probabilidad de que las mujeres tengas más tareas en el hogar”, explica a SINC Salomé Goñi, coautora del estudio e investigadora de la de la Universidad Pública de Navarra (UPNA).
Para llegar a los datos que la revista Sex Roles publica este mes, los investigadores seleccionaron a 2.877 trabajadores y trabajadoras españolas del total de la muestra de la Encuesta de Calidad de Vida en el Trabajo (ECVT) en España de 2001 al 2004 que declararon trabajar ambos miembros de la pareja fuera del hogar.
Los expertos hicieron un análisis por variables del reparto del trabajo no remunerado según tres modelos: conflicto trabajo-familia, división de trabajo por género, y negociación de los recursos. Según la investigación, estos tres marcos teóricos -que explican las desigualdades-, son complementarios.
Sólo el 12 % comparte las tareas de casa
Según el estudio, del total de la muestra apenas el 12% de las mujeres comparten las responsabilidades de la casa de forma igualitaria con sus parejas. La media europea, siendo baja, está en un 25%.
Sin distinguir por sexos, un 18,91% del total de los y las encuestadas manifiesta que “no hacen nada” en casa, frente al 57% que dicen “compartir las tareas” y un 23% “que lo hacen todo”.
Separándolo por sexos, los porcentajes cambian radicalmente. Tan solo un 0,64% de las mujeres afirman no hacer ninguna tarea de la casa y el 55% asume toda la carga del hogar, frente al 1,4% de los hombres. Por otro lado, el 33% de los hombres de este tipo de parejas en la que ambos miembros trabajan manifiestan “no hacer nada en casa”.
“Si cogemos toda la muestra se podría pensar que la situación está equilibrada, pero si hacemos la distinción entre hombres y mujeres la diferencia queda patente”, apunta la investigadora.
La dependencia económica condiciona sólo a las mujeres
El estudio analiza además el nivel de ocupación de la pareja y la dependencia económica de cada miembro en relación con el trabajo no remunerado. “Lo que observamos es que las variables que explican la participación de las mujeres en las tareas del hogar son distintas a las variables que explican la participación de los hombres”, declara Goñi.
En este sentido, la dependencia económica tiene importancia en el caso de las mujeres, mientras que en el caso de los hombres la dependencia económica no afecta a su implicación en el trabajo no remunerado.
Con respecto a las variables relacionadas con el trabajo remunerado, el hecho de ser empleada hace que las mujeres pasen de “hacer todo” a “compartirlo”. Sin embargo, si los hombres tienen un mayor nivel de ocupación existen más probabilidades de que las mujeres lo hagan todo.
Del mismo modo, cuanto menos aportan las mujeres en el sueldo, más probabilidad de que asuman todo el trabajo no remunerado. “En el caso de los hombres ocurre lo contrario, pasarían de no hacer nada a compartir”, concluye Goñi.
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Referencia bibliográfica:
Salomé Goñi Legaz, Andrea Ollo López, Alberto Bayo-Moriones; “The Division of Household Labor in Spanish Dual Earner Couples: Testing Three Theories”. Sex Roles 63 (7-8): 515-529, octubre de 2010.
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