En la orientación de cualquier animal debe existir un sistema de posicionamiento para que puedan hacerse una idea de la relación entre dónde está y dónde quiere llegar, lo que se conoce como odometría. Un estudio de la Universidad Autónoma de Madrid evidencia que las tarántulas utilizan sus ojos laterales posteriores y sus ojos laterales anteriores –tienen cuatro pares en total– para establecer la distancia recorrida.
Las tarántulas Lycosa tarantula utilizan la emboscada para la depredación y viven en madrigueras de unos 20 cm de profundidad en cuya parte superior hay una estructura, una especie de brocal, que forman con ramas, hojas y pequeñas piedras unidas con su seda. Desde esa torreta, las arañas sorprenden a sus presas y se desplazan para perseguirlas, volviendo luego a la madriguera desde distancias de entre 30 y 40 cm.
El mecanismo por el cual L. tarantula vuelve a la madriguera es por medio de la integración del camino –mediante el cual no vuelven sobre sus mismos pasos, sino que es como si uno se hubiera desplazado siguiendo los catetos de un triángulo rectángulo y luego vuelve siguiendo la hipotenusa–.
En 1999 un equipo de investigación de la Universidad Autónoma de Madrid descubrió que estos animales utilizaban la luz polarizada del cielo para conocer su posición respecto al nido. Ahora, este grupo de científicos ha querido ir más allá y ha analizado qué papel desempeña cada par de ojos en las tarántulas –tienen cuatro pares en total– dentro del proceso de medición de la distancia u odometría.
“Para calcular la distancia a la que se desplaza, el animal debe poseer un odómetro que registra el recorrido; su ubicación hasta la meta que sería su madriguera y debe poseer una ‘brújula’ para rastrear la dirección del viaje”, dice a Sinc Joaquin Ortega Escobar, autor principal de un estudio que publica la revista Journal of Experimental Biology sobre la función que tiene cada ojo en estos procesos.
La ‘brújula’ correspondería a la luz polarizada, gracias a la cual los ojos medianos anteriores miden el ángulo, y la dirección la detectan por medio de los ojos anteriores laterales. Gracias a esta investigación, los científicos saben que son principalmente los ojos anteriores laterales –que hasta ahora no habían sido analizados– y, en menor medida los ojos laterales posteriores, los que ayudan a las tarántulas a medir la distancia hasta el nido.
Ubicarse con los ojos tapados
“Estos ojos miran hacia el sustrato. Al estar orientados hacia abajo cabría pensar que intervendrían en medir cuánto se han desplazado. En el experimento hemos tapado esos ojos con una pintura soluble en agua para comprobar que, en vez de desplazarse 30 cm del nido –que era el desplazamiento que les poníamos inicialmente–, su recorrido se quedaba a 8,5 centímetros de su objetivo”, explica el investigador.
Disposición de los 4 pares de ojos en el cefalotórax de la araña Lycosa tarantula / Joaquín Ortega Escobar
Esto explica que con esos ojos tapados y los otros seis activos tienen dificultades para determinar la distancia. “Destapados hacían el recorrido perfectamente. Necesitan de los anteriores laterales para medir el trayecto”, añade.
En trabajos previos con ojos laterales de otros animales, como las hormigas del desierto (Cataglyphis fortis), los científicos comprobaron que, si se desplazaba este animal con una rejilla de bandas blancas y negras como las que han utilizado en el estudio de las tarántulas, y se le tapaba la región ventral de sus ojos compuestos que es la que percibe dicha rejilla, no existía una diferencia significativa en sus desplazamientos al nido comparado con los desplazamientos sin tapado de los ojos.
“Las situaciones de ambos animales son análogas, en el caso de la araña, el ojo que percibe el campo visual ventral es el anterior lateral mientras que en la hormiga es la región ventral del ojo compuesto –las arañas no tienen ojos compuestos sino simples como los nuestros–“, ejemplifica el experto.
A raíz de esta investigación los científicos observaron también que las tarántulas no mueven el primer par de patas cuando tienen los ojos tapados. “Este movimiento se había observado en otra especie, C. salei, cuando se movía en oscuridad completa, por ausencia de luz, no porque tuviera tapados los ojos –que no tiene por qué ser lo mismo–. No sabemos por qué lo hace cuando tiene tapados los ojos posteriores medianos o los ojos anteriores laterales y no cuando tiene tapados los ojos posteriores laterales”, concluye Ortega Escobar.
Referencia bibliográfica:
Joaquin Ortega-Escobar y Miguel A. Ruiz. “Role of the different eyes in the visual odometry in the wolf spider Lycosa tarantula (Araneae, Lycosidae)”. Journal of Experimental Biology (2017) 220, 259-265 doi:10.1242/jeb.145763
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