La revista Current Biology publica en su último número un trabajo liderado por la Universidad Hebrea de Jerusalén que desvela el motivo por el cual las ventosas de los pulpos no se adhieren a sus propios cuerpos a pesar de que ellos no son conscientes de sus movimientos.
Normalmente, los pulpos utilizan sus extremidades para apoderarse de la comida, manipularla y llevársela a la boca. Sorprendentemente, estos animales identifican sus propios brazos amputados, ya que tratan los tentáculos mutilados de otros pulpos como alimentos con más frecuencia que los suyos.