Cuando la torre Taipéi 101 fue inaugurada en 2003 en Taiwán, acaparó la atención de los medios de comunicación por su impresionante talla: 508 metros, 101 plantas y 5 pisos subterráneos, el rascacielos más alto del mundo. Aunque mantuvo el título durante 6 años, fue eclipsado por el edificio Burj Khalifa (Dubái, Emiratos Árabes Unidos) en el año 2010. Con el paso del tiempo, se construyeron más edificaciones que acabaron por desplazar al gigante taiwanés al sexto puesto de la clasificación mundial.
Cada día, alrededor de 5.000 empleados y 7.000 compradores y visitantes ponen pie en esta torre de oficinas con centro comercial, un flujo que se esparce rápidamente por las distintas plantas gracias a su ascensor, el más rápido construido hasta ahora. Y aunque haya perdido el puesto de edificio más alto, gracias a hitos como la aplicación de un diseño que favorece el ahorro y eficiencia energética, o el uso de agua de lluvia para los servicios y el riego de plantas, ha ganado el título de edificio verde más alto del mundo.
