El Computador e Integrador Numérico Electrónico (ENIAC por sus siglas en inglés) fue la primera computadora eléctrica de propósito general.
Construida en la Universidad de Pensilvania y empleada por el Laboratorio de Investigación Balística del ejército de los EEUU, fue diseñada con fines militares para calcular trayectorias de proyectiles.
Esta antecesora de los modernos ordenadores ocupaba nada menos que 167 metros cuadrados y pesaba 27 toneladas, y era capaz de hacer unas 5.000 sumas y 300 multiplicaciones por segundo. El 2 de octubre de 1955 fue desactivada para siempre.
La historia menos conocida de la ENIAC, sin embargo, es la de las mujeres programadoras que hicieron posible el funcionamiento de la máquina, calificadas entonces como ‘sub-profesionales’ y a las que se negó el reconocimiento que merecían.
Betty Snyder Holberton, Jean Jennings Bartik, Kathleen McNulty Mauchly Antonelli, Marlyn Wescoff Meltzer, Ruth Lichterman Teitelbaum y Frances Bilas Spence fueron las responsables de que la programación de ENIAC fuese sencilla y accesible y crearon las primeras aplicaciones de software, sentando las bases para la evolución de la programación en las siguientes décadas.