Los monos del Viejo Mundo han sufrido una evolución notable en su apariencia facial para evitar el cruce con otras especies estrechamente relacionadas y geográficamente próximas.
Esta es la conclusión a la que han llegado investigadores de la Universidad de Nueva York (EE UU) y la Universidad de Exeter (Gran Bretaña) que publica la revista Nature Communications.
En concreto, los científicos han estudiado la evolución de la cara del cercopiteco de orejas rojas (Cercopithecus erythrotis).
Este grupo de monos cuenta con más de dos docenas de especies en los bosques de África central y occidental. Muchas de ellas viven próximas unas de otras viajando, alimentándose y estando próximas para dormir. Por lo tanto, el mestizaje podría dar lugar a descendientes estériles.
"La evolución produce adaptaciones que ayudan a los animales a prosperar en un ambiente particular y, con el tiempo, conducen a la evolución de nuevas especies", explica James Higham, profesor del departamento de Antropología de la Universidad de Nueva York y autor principal del estudio.
"Nuestros resultados –añade– ofrecen evidencias de que las señales visuales ayudan a asegurar el reconocimiento de especies. Esto tiene un propósito: fortalecer el aislamiento reproductivo entre las poblaciones".