Comparado con otros parientes cercanos, el pene de los humanos destaca por su tamaño, mucho mayor que en el caso de chimpancés o gorilas. Los científicos barajan desde hace tiempo la posibilidad de que hayan sido las hembras, eligiendo parejas con los penes más largos generación tras generación, las que al final hayan acabado aumentando el tamaño del miembro viril de los hombres. Esta hipótesis ha sido reforzada por un estudio realizado por científicos de la Escuela de Biología de la Universidad Nacional de Australia y publicado ayer en la revista PNAS, que muestra que las preferencias sexuales de las féminas tienen su base en una serie de características del macho en las que influyen, además del tamaño del pene, la altura y las formas masculinas pronunciadas –relación entre ancho de cintura y de hombros–. El estudio australiano muestra que hay una correlación lineal entre tamaño y atractivo hasta que se llega a dimensiones de pene por debajo de los 7,6 centímetros en relajación, lo que está por debajo de la media. Por el contrario, el tamaño de pene que provoca mayor atractivo sexual para las mujeres –combinado con la altura y una buena proporción corporal– ronda los 13 centímetros en estado de flaccidez, por encima de la media.