Con más de 20 años de experiencia en la física de la visión, Susana Marcos (Salamanca, 1970) ha desarrollado patentes, ha ganado premios, ha dirigido el Instituto de Óptica del CSIC y desde 2012 es miembro del consejo de dirección de la Sociedad Americana de Óptica. Su último logro ha sido conseguir 150.000 euros de Europa para desarrollar un simulador que ayude a los pacientes a escoger la lente que mejor se adapte a cada ojo.
El Consejo Europeo de Investigación (ERC), el organismo europeo que financia iniciativas de investigadores excelentes, puso en marcha en 2011 por primera vez la convocatoria Proof of Concept (en inglés, ‘prueba de concepto’) con una dotación de 150.000 euros para impulsar la llegada al mercado de proyectos innovadores.
España es el segundo país que más ayudas de este tipo ha recibido después de Reino Unido. En total, durante 2015 obtuvo un total de 20. Una de las premiadas fue la salmantina Susana Marcos, directora del laboratorio de Óptica Visual y Biofotónica del CSIC, quien ha centrado su proyecto en investigar maneras de ayudar a los pacientes con presbicia, una enfermedad ocular que hace difícil ver las cosas de cerca. Afecta a la población por encima de 45 años y solo en Europa a varios millones de personas.
¿Cuál es el objetivo del proyecto que ha premiado el ERC?
Queremos comprender los mecanismos del cristalino y su fallo con la edad, que hace que este deje de acomodarse y enfocar a distintas distancias y necesite correcciones para ver de cerca. Hemos desarrollado una tecnología que permite simular y experimentar cómo verá el paciente antes de una cirugía o un proceso de adaptación a lentes de contacto multifocales para la corrección de este problema.
¿Cómo funciona esta tecnología?
La solución consiste en una lente flexible –distinta a las lentes rígidas que se instalan en una cirugía de cataratas– que imita lo que hace el cristalino natural. Servirá para simular las correcciones multifocales que se le harían al paciente. Podrá enfocar a la vez sobre la retina imágenes de cerca y de lejos, que es una experiencia visual completamente nueva.
¿Este sistema es completamente nuevo?
Está inspirado en instrumentos de la astronomía, donde se utiliza lo que se llama óptica adaptativa; pero esos instrumentos son muy grandes y ocupan una mesa de laboratorio enorme. Hemos ido simplificando algunos elementos hasta lograr un prototipo tan compacto como una especie de prismáticos a través del cual el paciente puede ver el mundo exterior.
¿Y cuándo está previsto que lleguen al mercado?
El diseño conceptual que tenemos ahora y que será realmente el producto comercializable es una cosa todavía más pequeña que los prototipos anteriores: se lleva como unas gafas o un casco de realidad virtual. Ahora con este proyecto Proof of Concept vamos a proceder a su comercialización. Estimamos que pueda estar en manos de los clínicos este mismo año y que podamos empezar a vender unidades a principios de 2017.
¿Cómo se utilizan estas lentes?
Se pueden programar desde un dispositivo portátil. El paciente puede seleccionar opciones para experimentar con diferentes tipos de lentes que han quedado programadas previamente en el dispositivo.
¿Qué supone recibir la Proof of Concept del ERC?
La ayuda apoya un tipo de actividad que normalmente no está integrada en proyectos de investigación y consiste precisamente en explorar todo el potencial de innovación: dotar al proyecto de elementos de propiedad intelectual, soportar la generación de patentes, poder presentarlo ante inversores o hacer una consultoría de tipo legal o de los aspectos regulatorios que están involucrados cuando se lanza al mercado un dispositivo médico. A nosotros nos va a dar impulso con un montón de elementos necesarios para llevar el prototipo a una fase comercial.
Además de este trabajo, ha creado varias familias de patentes. Recibió en 2010 el premio a la Mejor Patente del Año en el Área de Biotecnología, y recientemente, el Premio de Física 2014 por su trayectoria…
La verdad es que nuestro trabajo ha sido reconocido tanto en su parte de investigación más fundamental como en innovación. Muchas de nuestras patentes sirven para mejorar la visión de pacientes que han perdido la capacidad de acomodación. La patente por la que nos dieron el premio en 2010 forma parte de un grupo dirigido a mejorar la cirugía de cataratas y la visión de manera individualizada. Y, por otro lado (y en esto liga con el proyecto Proof of Concept actual), permite seleccionar una lente multifocal basándose en cómo ve el paciente.
Susana marcos con parte de su equipo en el laboratorio de Óptica Visual y Biofotónica del CSIC. Imagen cedida por la investigadora.
Actualmente forma parte del consejo de dirección de la Asociación Americana de Óptica (OSA). ¿Cómo funciona una institución tan grande?
La OSA tiene 19.000 miembros de todos los países y entre sus miembros hay varios premios Nobel. En la asociación trabajan permanentemente como empleados unas 150 personas que se dedican a la gestión y sobre todo a materializar la influencia de la óptica en toda la sociedad, a través de revistas de publicación de muy alto impacto, organización de congresos y eventos profesionales. Y se encarga también de la formación desde temprana edad de generaciones de estudiantes que a su vez hacen una gran labor de difusión en la sociedad.
¿Cómo trabaja la asociación para lograr sus objetivos?
Intenta influir en la propia política científica nacional sobre cómo tienen que financiarse la óptica y la fotónica, y cómo pueden ser herramientas clave para mejorar la economía y generar empresas y centros tecnológicos de alto valor añadido. De hecho, a raíz de una intervención y un programa de la Iniciativa Nacional sobre Fotónica, la OSA consiguió que el gobierno de Obama firmase una disposición gubernamental para apoyar específicamente la óptica y la fotónica con una importante cantidad de dinero.
¿Qué diferencias ha observado en las líneas de trabajo que se llevan a cabo en las instituciones americanas con respecto a las españolas?
No es comparable un centro de investigación como el Instituto de Óptica del CSIC con una sociedad de las dimensiones de la OSA, pero lo que yo he percibido es, salvando las distancias, la distinta capacidad de influencia en la sociedad. Con un abordaje muy profesional se puede influir en muchísimas capas de la sociedad, desde los niños hasta las propias decisiones del Gobierno.
Allí la influencia de las instituciones científicas es mucho mayor de la que podamos tener aquí…
Sí, probablemente por varios motivos. A nivel político, quienes toman las decisiones están muy concienciados. Saben que el progreso, la economía y la sostenibilidad están íntimamente relacionados con la inversión en ciencia. Tampoco hace falta convencer mucho porque es algo que está muy arraigado. Las sociedades que avanzan, invierten en ciencia. Por otro lado, quizás sea algo bidireccional. Es verdad que la gente tiene muy claro que es importante la ciencia y la labor de los científicos está mucho más permeada en la sociedad que en otros sitios.
¿Resulta difícil en España investigar en el campo de la óptica?
En nuestro laboratorio hemos sido afortunados porque nuestras fuentes de financiación están muy diversificadas y si te falla una puedes complementarla con otra. Tenemos proyectos europeos –hay cuatro en marcha–; muchas colaboraciones con empresas porque tenemos una tecnología que no es comercial y acuden a nosotros; y también contratos de licencia de patentes y de resultados. Estoy segura de que un laboratorio de las dimensiones del nuestro sería incapaz de poder mantenerse sin una diversificación de fuentes de financiación. En ese sentido, los proyectos nacionales sí han sufrido recortes y problemas en el calendario.
¿Con qué otros obstáculos se encuentran en su trabajo?
Un problema casi tan importante como la escasez de financiación, y nosotros lo estamos experimentando, son unas estructuras o sistemas de gestión que no están a la altura de los plazos, la flexibilidad y la versatilidad que demanda la investigación; o los tiempos largos para poder contratar a alguien. Es decir, una burocracia extrema en el día a día de la investigación. Al final tienes que dedicar esfuerzos y recursos a una actividad que no es operativa, productiva ni rentable, que es hacer un montón de papeleo y pelearte con la Administración.
¿Qué gran descubrimiento en el campo de la óptica le gustaría alcanzar?
La meta de este proyecto: poder devolver a alguien la capacidad acomodativa. Todo el mundo la pierde con la edad y cuando te ocurre te das cuenta de qué estupenda capacidad es esa de enfocar de lejos y de cerca, y de cuántas limitaciones te supone el no poder hacerlo ya. Nos dirigimos hacia esa lente que imite toda la capacidad que tiene el cristalino joven de acomodar dinámicamente de lejos y de cerca. Creo que hemos dado pasos muy importantes, pero nos gustaría llegar al dispositivo final, esa lente que proporcione una solución satisfactoria a la presbicia.