Previa a la celebración de la Cumbre del Clima en Durban, el secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, inauguraba en Dhaka (Bangladesh), una cumbre previa destinada a tratar los problemas de países con especial vulnerabilidad climática. Matthew McKinnon estuvo en Dhaka como representante de DARA, una organización que se encarga, según sus palabras, de "mejorar la eficiencia y calidad de la ayuda" a estos países vulnerables.
En la cumbre del año pasado en Cancún vimos que los países en desarrollo tienen mucho que decir en el asunto del cambio climático global, ¿cuál es el reto principal para estos países en el COP17 de Durban?
El principal reto para los países en desarrollo es asegurar un segundo periodo de acuerdo que siga al Protocolo de Kioto y que sea tan similar como sea posible al primer acuerdo, en términos de países industrializados comprometidos. También que no haya huecos entre el primer periodo, 2008 a 2012, y el segundo, a partir de 2013. Estados Unidos nunca ratificó el Protocolo de Kioto y es improbable que lo haga ahora, pero que Japón, Canadá o Rusia se salgan de un nuevo periodo de acuerdo es una grave preocupación. Estos países vulnerables pueden disipar esta preocupación, por ejemplo incluyendo acuerdos sobre emisiones para los países en desarrollo, algo que hasta ahora nunca se ha previsto en ninguna estructura del protocolo de Kioto, y enfocando sus energías hacia un acuerdo global que reemplace a este segundo protocolo de Kioto a partir de, digamos, 2015.
¿Y el reto de los países industrializados?
El otro reto clave para Durban es, como se ha señalado en Dhaka, la necesidad de aportar acuerdos claros a nivel de la financiación que estará disponible para los países en desarrollo entre 2013 y 2019, algo de lo que no tenemos nada de información en este momento.
¿Pueden estos países en desarrollo alcanzar los objetivos medioambientales y económicos que se han marcado implementando tecnologías verdes?
Sí, el mensaje más claro de Dhaka fue que los países del Foro de Clima Vulnerable pueden cumplir con objetivos económicos a medio plazo a través de estrategias efectivas de desarrollo sostenible. Sin embargo, los países vulnerables y en desarrollo carecen de tecnología, y en ocasiones de recursos o capacidad para llevar a cabo este desarrollo verde. Dependen de la comunidad internacional para hacer realidad estas promesas y que sean implementadas.
¿Dependen las estrategias contra el cambio climático de la situación geográfica particular de cada uno de los países?
La situación geográfica juega un papel en relación con la vulnerabilidad climática, pero los factores económicos son más determinantes que la geografía en cuanto a los impactos –particularmente efectos negativos– sufridos por las comunidades. La mayor parte de los países vulnerables son invariablemente países con pocos ingresos o economías emergentes con grandes poblaciones viviendo en la pobreza. Por tanto, localmente, los recursos disponibles para prevenir daños a la salud humana, agriculturas, infraestructuras o atractivos medioambientales son muy limitados. Una falta de financiación internacional para proteger a países vulnerables significa en resumen que no hay suficientes recursos disponibles para adaptación al cambio climático. Como resultado de esto, todos los países vulnerables tendrán que priorizar la adaptación al clima hasta que la situación de los recursos se resuelva.
Ban Ki Moon ha pedido en Dhaka la creación de un fondo de 100.000 millones de dólares para ayudar a estos países ¿Cómo está afectando la crisis a los fondos prometidos para la adaptación climática de países en desarrollo?
La crisis financiera global no ha facilitado a los países desarrollados concretar las promesas realizadas de aportar 30.000 millones de dólares de financiación para adaptación y mitigación climática en países en desarrollo, y tampoco ha supuesto un incentivo para acelerar el proceso de desembolso de fondos comprometidos –menos de la mitad de ese dinero. Sin embargo, 30.000 millones, repartidos entre las principales economías mundiales, no es prácticamente nada, ni en volumen ni en porcentaje del PIB. Además, no puede decirse que más del 10% de los fondos destinados a cambio climático sean nuevos o adicionales a los presupuestos Oficiales de Ayuda al Desarrollo encaminados a la reducción de la pobreza y el desarrollo humano. Pese a la crisis, los gobiernos podrían hacer mucho más para cumplir con sus acuerdos y asegurar un ritmo mayor de desembolso de la financiación para el clima.